Manifestante lleva un cartel contra la vacunación obligatoria durante una protesta en Dusseldorf, Alemania, el 18 de diciembre de 2021 (AFP / Ina Fassbender)

Reiner Fuellmich y su Tribunal Popular: un cúmulo de desinformación y teorías conspirativas

Un supuesto “Tribunal Popular de la Opinión Pública” llevaría adelante una investigación que permitirá presentar cargos por “crímenes de lesa humanidad” contra la Organización Mundial de la Salud, el Foro de Davos y científicos y funcionarios. Así lo aseguró el 5 de febrero de 2022 el abogado alemán Reiner Fuellmich en un video en sus redes sociales, en el que aseguró que los “acusados” planearon e impusieron al mundo una “falsa pandemia”. No obstante, el procedimiento no tiene sustento legal alguno y todo el discurso de Fuellmich se basa en información falsa y teorías conspirativas que han circulado a lo largo de la crisis sanitaria.

El video, en el que Fuellmich habla durante casi 20 minutos, ha sido compartido más de 4.000 veces en Facebook (1, 2), Twitter (1, 2), Instagram (1, 2), Telegram (1, 2) y TikTok. Algunos usuarios aseguran que la secuencia marca el inicio de los “Juicios de Nuremberg 2” o que fue filmada en la “Corte Penal Internacional”.

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Captura de pantalla de una publicación en Facebook hecha el 8 de febrero de 2022

El video también circula en portugués, inglés, francés, italiano y serbio.

Reiner Fuellmich cuenta con un bufete en la ciudad de Gotinga. Desde 2020 impulsa una demanda colectiva contra la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el virólogo alemán Christian Drosten, cuyo protocolo para detectar el SARS-CoV-2 mediante pruebas de PCR ha guiado a los laboratorios del mundo durante la pandemia. Quienes quieran sumarse a la demanda deben pagar a Fuellmich y su equipo una “tarifa plana” de 800 euros más IVA y, luego, el 10% del monto eventualmente ganado, como se lee en la sección “Preguntas frecuentes” de la iniciativa.

Usuarios de redes sociales describen al letrado como “experto en derecho internacional” o en “derecho médico” y aseguran que ganó un juicio al Deutsche Bank. Lo cierto es que no solo no lo ganó, sino que más adelante fue sancionado por difamación, tras acusar a varios jueces de complotar con el banco.

AFP Factual ha verificado en varias oportunidades los dichos falsos de Fuellmich con respecto al coronavirus (1, 2, 3), así como desinformación puesta en circulación por sus seguidores, quienes han asegurado que “los juicios contra la OMS ya han comenzado” o que distintos gobiernos han comparecido ante tribunales por “vacunar a la población” (1, 2, 3). El propio Fuellmich ha desmentido el inicio de tales juicios en su cuenta de Telegram (1, 2).

El “Tribunal Popular de la Opinión Pública”: una iniciativa sin respaldo jurídico

El 5 de febrero de 2022 fue publicado el sitio web Grand Jury, en el que Fuellmich y otros abogados explican que no pudieron encontrar un tribunal que atendiera las supuestas evidencias que prueban que la pandemia responde a un plan de “control total de las elites”. Por lo tanto, se lee, emprendieron el procedimiento “fuera del sistema actual de justicia” y crearon un sistema alternativo al que bautizaron “Tribunal Popular de la Opinión Pública”.

El trabajo de ese tribunal consiste en “demostrar al jurado” (conformado por “los ciudadanos del mundo”) que la crisis sanitaria es una “farsa” destinada a eliminar a parte de la población y a dominar a la parte restante. Esperan que dicha demostración “motive a personas de todo el mundo a entablar procedimientos penales y civiles (...) contra todos los responsables de las atrocidades cometidas en sus comunidades y regiones”.

Entre quienes han sido invitados a “testificar” contra la OMS, las vacunas y funcionarios políticos y sanitarios se encuentran Wolfgang Wodarg y Michael Yeadon, Dolores Cahill y Shankara Chetty, entre otros. Todos ellos han difundido desinformación ya verificada por la AFP a lo largo de la crisis sanitaria (1, 2, 3, 4).

El video viral muestra la presentación de Fuellmich en la “sesión de apertura” de este tribunal alternativo. A continuación, la verificación de sus principales afirmaciones.

“No hay pandemia de coronavirus sino ‘plandemia’ de test PCR”: Falso

No es la primera vez que el abogado alemán afirma que toda la pandemia de coronavirus se “sostiene” en la herramienta diagnóstica que más se ha utilizado para su detección: la prueba PCR.

En el video, describe la técnica como parte de una “elaborada operación psicológica diseñada para crear un estado constante de pánico entre la población mundial”. Asegura que “es mentira que la PCR puede detectar a quienes están infectados", y que “no puede decirnos nada sobre una infección”. Estas afirmaciones son falsas y AFP Factual las ha verificado con múltiples especialistas en varias oportunidades (1, 2, 3, 4).

Contrariamente a lo que dice Fuellmich, “la técnica de PCR revolucionó la biología molecular”, explicó a la AFP en esta verificación Álvaro Fajardo, doctor en Ciencias Biológicas e investigador en el Laboratorio de Evolución Experimental de Virus del Instituto Pasteur, Uruguay. “Sirve para diversos fines: estudios forenses, estudios de paternidad, estudios de mutaciones que causan una enfermedad determinada de origen genético y, muy especialmente, sirven para el diagnóstico molecular de enfermedades infecciosas. En este caso, la técnica tiene dos fortalezas: su especificidad y su sensibilidad”.

“La especificidad refiere a la capacidad de detectar exclusivamente el agente infeccioso para el cual se desarrolló un determinado protocolo de PCR”, detalló Fajardo. “Conociendo la secuencia genética de un virus, se pueden diseñar estrategias que reconozcan esa secuencia específica. La sensibilidad hace referencia a la detección incluso de una mínima carga viral”, agregó.

La técnica de laboratorio funciona “amplificando” segmentos de ADN presentes en una muestra que puede ser nasal, faríngea o de saliva, como se ve en el video a continuación:

Más adelante, Fuellmich asegura que a principios de 2020 “no hubo casos” y que los registrados fueron “falsos positivos” que “se crearon” mediante la PCR para declarar una emergencia de salud internacional y así “poder usar medicamentos no probados, las inyecciones experimentales en personas”.

La idea de que la PCR da una mayoría de falsos positivos ha circulado a lo largo de la pandemia. El infectólogo argentino Omar Sued detalló en esta verificación que, por el contrario, “puede haber resultados falsos negativos los primeros días de la enfermedad” porque las pruebas requieren un valor mínimo de virus para poder detectarlo.

El virus no es más peligroso que la gripe común: Falso

La idea de que la enfermedad por influenza y la enfermedad por coronavirus revisten la misma gravedad ha circulado a lo largo de la crisis sanitaria y es falsa.

El covid-19 y la gripe son enfermedades respiratorias contagiosas causadas por virus. Comparten varios síntomas y se transmiten de manera similar. Las diferencias, sin embargo, son importantes, en especial en lo referido a incidencia, mortalidad y tratamientos disponibles.

El doctor Nicolás Torres, del Laboratorio de Inmunopatología del Instituto de Biología y Medicina Experimental del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (IBYME-CONICET), Argentina, descartó en esta verificación la pertinencia de comparar las dos enfermedades y dijo que ambas “provienen de dos familias de virus totalmente distintas y su mortalidad es distinta también”.

De acuerdo con datos publicados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), las muertes anuales por influenza se calculan entre 290.000 y 650.000 en todo el mundo. Solo en 2020, el covid-19 se cobró más de 1 millón 800 mil vidas. A febrero de 2022, esa cifra había ascendido a más de 5 millones y medio.

La investigadora María Victoria Sánchez, del Laboratorio de inmunología y desarrollo de vacunas del Instituto de Medicina y Biología Experimental de Cuyo (IMBECU-CONICET), en Argentina, detalló otras diferencias: “Tenemos vacuna de la influenza desde los años 40 y también contamos con formas de prevenirla y tratarla. La gente ya no muere por influenza como en décadas pasadas gracias a esas medidas de prevención y a los tratamientos existentes”.

Agregó: “El covid-19 es una enfermedad nueva y es más grave, ya que aún no contamos con un tratamiento efectivo y todavía estamos estudiando el comportamiento de la infección y las secuelas que puede producir, que hasta ahora son muchas, por lo que estamos viendo en pacientes recuperados”.

En su video, el alemán Fuellmich asegura además que “la tasa de mortalidad de esta infección [covid-19] es de entre 0,14% y 0,15% o incluso menos”. Esto es falso. La tasa de mortalidad varía sustancialmente según el país, pero de acuerdo con estadísticas de la Universidad Johns Hopkins, la mayoría se ubica entre 0,5% y 5%.

El virus se puede tratar con vitamina C, D, Zinc, ivermectina e hidroxicloroquina: Falso

El abogado dice que el coronavirus “se puede tratar de manera segura y efectiva con vitamina C, D, Zinc, etc, y también con ivermectina, hidroxicloroquina, etc, pero estos tratamientos están prohibidos”. La idea de que estos elementos curan la enfermedad circula desde 2020.

Los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH) afirman que no hay evidencia de que el consumo de vitamina C o vitamina D tengan incidencia en la prevención o tratamiento del covid-19.

Respecto del zinc, el profesor de virología de la universidad británica de Reading Ian Jones dijo a la AFP en esta verificación que tomarlo tampoco previene ni trata el covid-19. Además, los NIH advierten del peligro de consumir dosis elevadas de zinc para prevenir la enfermedad, señalando la falta de pruebas y los posibles efectos secundarios, como afecciones neurológicas derivadas del uso prolongado de suplementos.

Tampoco se ha demostrado que la ivermectina sea eficaz para prevenir y tratar el covid-19, como ya verificó AFP Factual. La OMS desaconseja su uso debido a la falta de datos concluyentes, y tanto en Estados Unidos como en Europa y en Argentina, la droga solo está aprobada como antiparasitario. En las provincias de Corrientes, Misiones, Salta, Tucumán y La Pampa, no obstante, se administra como tratamiento y como método profiláctico.

En marzo de 2020, la Food and Drug Administration de EE.UU. (FDA) emitió una autorización de uso de emergencia de hidroxicloroquina, que permitió tratar con ese medicamento a pacientes hospitalizados con covid-19. Un mes después los NIH pusieron en marcha un ensayo clínico en 34 hospitales, y se concluyó que el fármaco no empeoraba ni mejoraba la situación de los internados.

El 17 de junio La OMS anunció la suspensión de los ensayos clínicos de esa medicina que se receta usualmente contra la malaria o enfermedades autoinmunes.

Las vacunas son ineficaces, peligrosas e incluso letales: Falso

Fuellmich llama a las vacunas “inyecciones experimentales” y afirma que no son necesarias para combatir el SARS-CoV-2. Además dice que las campañas de vacunación a nivel mundial están diseñadas para el “control de la población” y llevarán a “una reducción masiva de la población”.

Al contrario de lo que afirma el abogado, las vacunas contra el covid-19 han demostrado ser seguras.

Como señala este artículo de Nature, la pandemia impulsó “una acción rápida y el desarrollo de vacunas en un período de tiempo sin precedentes”. La doctora en inmunología María Moreno, del departamento de Desarrollo Biotecnológico de la Universidad de la República de Uruguay, dijo a la AFP para otra verificación que “los estándares de exigencia para estos ensayos clínicos han sido los mismos o incluso superiores, debido al escrutinio masivo que han recibido por parte de miles de científicos de todo el mundo, que el de otras vacunas”.

Sobre las vacunas aprobadas contra el covid-19, Alberto García-Basteiro, epidemiólogo del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), destacó a la AFP en junio de 2021 que su “excelente perfil de seguridad ha sido demostrado en los ensayos clínicos de fase 3 y en la experiencia de vacunación masiva en millones de personas ya vacunadas”.

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Un joven recibe una vacuna contra el covid-19 en Berlín, el 30 de agosto de 2021 (AFP / Tobias Schwarz)

Estas inmunizaciones también han probado ser eficaces para disminuir la incidencia de la enfermedad y para evitar cuadros graves de la misma.

De acuerdo con un estudio del Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades publicado en noviembre de 2021, se estima que las vacunas contra el covid-19 salvaron la vida de casi medio millón de personas mayores de 60 años entre diciembre de 2020 y noviembre de 2021.

Otro estudio, de los Centros para la Prevención y el Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), publicado en septiembre de 2021, indicó que las personas que no tenían un esquema completo de vacunación tenían un riesgo 10 veces mayor de morir por covid-19 que aquellas vacunadas con el esquema completo.

De acuerdo con estadísticas de distintos países recopiladas en el portal de la Universidad de Oxford Our World in Data, la tasa de mortalidad por la enfermedad es significativamente menor entre los vacunados que entre los no vacunados.

Subrayando la supuesta peligrosidad de la vacuna, Fuellmich también afirma que “no hubo exceso de mortalidad en ningún lado hasta que empezaron con las inyecciones experimentales”. Esto también es falso.

El indicador exceso de mortalidad permite estimar la cantidad adicional de fallecimientos durante la pandemia, comparada con el número de muertes esperadas, para un periodo y región determinados.

A fines de 2020 comenzaron las campañas de vacunación contra el covid-19 en distintos países (1, 2, 3). En aquel momento, casi un año después de los primeros contagios del SARS-CoV-2, el exceso de mortalidad mostró alzas generalizadas a nivel mundial, como muestra el portal estadístico Our World in Data:

Al 6 de diciembre de 2020, el exceso de mortalidad era del 40% en Argentina, del 64% en Rusia y del 57% en México, por citar algunos casos.

Fuellmich también afirma que las vacunas “han causado un exceso de mortalidad de hasta 40% desde septiembre”. Desde septiembre de 2021 al 30 de enero de 2022, Our World in Data registra niveles inferiores a los de 2020 e incluso descensos en los valores de exceso de mortalidad en casos como Estados Unidos, España y Francia.

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El letrado también asegura que las vacunas de ARN mensajero contra el covid-19, como la de Pfizer y la de Moderna, “manipulan el ADN” humano. Esto es falso: esas vacunas no tienen capacidad de incidir en el núcleo del genoma, como ya ha verificado AFP Factual en varias oportunidades desde el año 2020 (1, 2, 3, 4).

Sobre la definición de pandemia

Fuellmich dice que el brote de “gripe porcina” o H1N1 del año 2009 fue planeado “por un grupo de súper ricos sociópatas y psicópatas” que habrían cambiado la definición de pandemia para consignar a la gripe H1N1 como tal “y distraer a la gente de sus acciones fraudulentas”.

La OMS entiende por pandemia “la propagación mundial de una nueva enfermedad”, de acuerdo con el documento titulado “Guía de la OMS para fundamentar y armonizar las medidas nacionales e internacionales de preparación y respuesta ante una pandemia”, elaborado en 2017 para pandemias de gripe.

Esa guía es una actualización de dos documentos previos, de 2005 y de 2009, que incluyen la descripción y categorización de una serie de fases para orientar la acción de las autoridades en caso del surgimiento de una pandemia.

Los cambios de 2009 a los que hace referencia Fuellmich se focalizaron en esas fases. Así, en la fase 5, la propagación del virus ocurre de persona a persona en al menos dos países de una región y se prevé que la pandemia sea inminente. La fase 6 es la de pandemia propiamente dicha y se la caracteriza como una situación en la que hay brotes de la enfermedad a nivel comunitario en al menos un país de una región diferente a la detectada en la fase anterior. El documento divide el mundo en seis regiones.

En el documento anterior, de 2005, el comienzo de una pandemia también se marcaba a partir de la fase 6, pero estaba definida como la existencia de una “transmisión aumentada y sostenida en la población general” en “múltiples países”.

La gripe H1N1, al igual que el covid-19, se esparció por todos los continentes. A diferencia de lo que sugiere Fuellmich, la enfermedad habría sido considerada pandemia incluso antes de las variaciones a la definición que se introdujeron en 2009.

El “gran complot” de los poderosos

De acuerdo con Fuellmich, la pandemia es una fachada utilizada por el Foro Económico Mundial para destruir las democracias y las pequeñas y medianas empresas del mundo, y establecer un gobierno único con una moneda única y un pasaporte digital “que controla todos nuestros movimientos”.

El letrado asegura que esos objetivos están claramente expuestos en la iniciativa “El gran reinicio” o “The Great Reset”: una serie de propuestas para reconstruir la economía global tras la crisis sanitaria.

Sin embargo, nada de lo que augura Fuellmich se encuentra en los objetivos de dicha iniciativa, en la que en cambio se llama a la concreción de los objetivos de desarrollo sostenible de Naciones Unidas, conocida como Agenda 2030.

AFP Factual ya ha verificado distintas teorías conspirativas alrededor de “El gran reinicio”, Naciones Unidas y la Agenda 2030 (1, 2, 3).

Fuellmich también asegura que la operación “Dark Winter” del año 2001, un informe de la Fundación Rockefeller del año 2010 y el Evento 201, de 2019, allanaron el camino para imponer la “falsa pandemia”.

En los tres casos se trata de proyecciones y especulaciones sobre escenarios futuros, desde un ataque biológico con el virus de la viruela a hackeos de alto perfil o una pandemia. No fueron escenarios predictivos sino simulaciones que tuvieron el objetivo de alentar la comprensión de posibles amenazas y problemas, la evaluación de los recursos disponibles para enfrentarlos, y el desarrollo de ideas para solucionarlos.

AFP Factual ya verificó desinformación relacionada al Evento 201.

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