Protesta contra las medidas por el nuevo coronavirus en Buenos Aires el 17 de agosto de 2020 (Ronaldo Schemidt / AFP)
(AFP / Ronaldo Schemidt)

Seis afirmaciones falsas de Médicos por la Verdad Argentina en la marcha del 17A en Buenos Aires

  • Este artículo data de hace más de un año.
  • Publicado el 5 de septiembre de 2020 a las 00:00
  • 15 minutos de lectura
  • Por Nadia NASANOVSKY, AFP Argentina
Desde mediados de agosto circula en redes sociales un video sobre la participación de la agrupación Médicos por la Verdad Argentina en una protesta contra las medidas implementadas durante la pandemia de covid-19 por el gobierno. En él, Chinda Brandolino y Leonardo González Bayona, integrantes del grupo, aseguran que el virus causante del covid-19 fue creado por el hombre, que las mascarillas no previenen el contagio y que el dióxido de cloro puede curar la enfermedad, entre otras afirmaciones falsas, sin sustento científico y rechazadas por especialistas de varios países.

El video fue compartido más de 3.500 veces en Facebook (1, 2 y 3). En él se incluyen fragmentos de los discursos expresados en la marcha del 17 de agosto pasado en Buenos Aires por los médicos Chinda Brandolino y Leonardo González Bayona

A continuación, la verificación de sus afirmaciones.

1. Brandolino: “El virus existió siempre”: Falso

La pandemia es una gran mentira. El virus existió siempre. El coronavirus lo tiene siempre el perro y el gato, cuando llega al hombre produce una gripe”, asegura Brandolino ante un grupo de personas. 

El SARS-CoV-2 fue identificado a fines de 2019 en China. Su genoma fue secuenciado en marzo de 2020. Forma parte de los coronavirus, una amplia familia de virus que, según la OMS, se encuentran tanto en animales como en humanos, pero se trata de un virus que era desconocido hasta entonces.

“Algunos infectan al ser humano y se ‎sabe que pueden causar diversas afecciones, desde el resfriado común ‎hasta enfermedades más graves como el síndrome respiratorio de ‎Oriente Medio (MERS) y el síndrome respiratorio agudo severo (SARS)", detalla la organización.

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Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), agencia sanitaria estadounidense, indicaron que el COVID-19 “no es el mismo coronavirus que el que causa el MERS o el SARS”.

Con respecto a su presencia en animales, AFP Factual ya verificó otras afirmaciones falsas similares. Los coronavirus que afectan a perros y gatos son diferentes del que provoca la enfermedad covid-19 y afecta a los humanos.

El SARS-CoV-2, sin embargo, sí puede transmitirse a perros y a gatos. De acuerdo con la OMS, varios de éstos han dado positivo al covid-19 tras contagiarse de humanos, pero, aclaran, “no existen datos probatorios de que estos animales puedan transmitir la enfermedad al ser humano y propagar la COVID-19”.

2. Brandolino: “Las muertes en Europa fueron provocadas por un virus SARS modificado genéticamente”: Falso

La afirmación de que el nuevo coronavirus fue creado en un laboratorio, y por lo tanto fue modificado por el hombre, también fue verificada por AFP Factual.

Dentro de la familia de coronavirus, dos producen el denominado síndrome agudo respiratorio severo (SARS) en humanos: el SARS-CoV, que surgió en 2002, y el nuevo coronavirus, SARS-CoV-2, causante de la actual pandemia de covid-19. 

Un estudio publicado en marzo pasado en la revista Nature Medicine y llevado a cabo por científicos del instituto de investigación Scripps de Estados Unidos, concluyó que el coronavirus causante del covid-19 es producto de la evolución natural.

“Comparando los datos de secuencia del genoma disponibles para las cepas de coronavirus conocidas, podemos determinar con firmeza que el SARS-CoV-2 se originó a través de procesos naturales, aseguró Kristian Andersen, uno de los autores del estudio.

Los autores del estudio se centraron en analizar las proteínas que el virus emplea para entrar en las células humanas y animales. Descubrieron que “el dominio de unión al receptor (RBD, por sus siglas en inglés)” de una de esas proteínas había evolucionado para atacar eficazmente una característica molecular en el exterior de las células.

Así, esa proteína tenía una enorme capacidad para unir células humanas. Esto dio indicios a los científicos para concluir que se trataba de una evolución natural.

Si el covid-19 hubiese sido alterado genéticamente en un laboratorio o diseñado como patógeno, se habría construido a partir de un virus que causa enfermedades, como el SARS-CoV, advierten los científicos.

La estructura básica SARS-CoV-2 difiere, según el estudio, de los coronavirus ya conocidos, y se parece a la que tienen la mayoría de los virus relacionados que se encuentran en murciélagos y pangolines, hecho que también apoya la tesis de que no fue manipulado genéticamente.

Un grupo de 28 científicos de salud pública de distintos países escribieron una carta en febrero pasado en la publicación científica The Lancet en la que condenan las teorías conspirativas que sugieren que el virus causante del covid-19 no tiene un origen natural y citan una decena de estudios científicos que concluyen que el se originó en la naturaleza.

La OMS señala que actualmente se desconoce el origen del coronavirus que causa covid-19 y que “toda la evidencia disponible sugiere que el SARS-CoV-2 tiene un origen animal natural y no es un virus construido” por el ser humano.

El 3 de septiembre una comisión de 11 investigadores independientes convocados por la OMS comenzó a trabajar en un informe sobre el origen y la gestión global de la pandemia que será presentado el año que viene.

3. González Bayona: “El uso de barbijo [tapabocas] y el distanciamiento social entre personas sanas no son medidas sanitarias”: Falso

En el video que circula en redes, hablando a la cámara, el médico González Bayona afirma que no existe evidencia para el uso de barbijo [tapabocas] para gente sana” y que su uso y el distanciamiento social entre personas sanas “son medidas dictatoriales”, no sanitarias. Ambas afirmaciones son falsas.

El covid-19 se transmite a través de pequeñas gotículas expulsadas por un enfermo. El distanciamiento social es una de las medidas recomendadas por autoridades sanitarias de todo el mundo para evitar el contagio, ya que así se reduce la posibilidad de que el virus ingrese al organismo a través de la tos o el estornudo de la persona contagiada, que incluso puede transmitirlo al hablar.

La posición sobre el uso de mascarillas de la OMS para prevenir el contagio ha ido cambiado desde que surgió el brote en Wuhan (China) a fines de 2019. Las recomendaciones iniciales estaban centradas en reservar las máscaras quirúrgicas para los trabajadores de la salud y los enfermos. 

Sin embargo, con el correr de los meses, se fue sumando evidencia de que el uso del tapabocas, además de medidas como el distanciamiento social y la buena higiene de manos, sirven para reducir el número de contagios. 

Teniendo en cuenta los estudios sobre la transmisión en pacientes presintomáticos y asintomáticos, los datos del uso de mascarillas en varios países, entre otros parámetros, el 5 de junio pasado la OMS sostuvo que “con miras a aconsejar que, para prevenir la transmisión comunitaria de la COVID-19, los gobiernos deberían alentar al público general a que use mascarilla en situaciones y entornos específicos como parte de un enfoque integral para interrumpir la transmisión del SARS-CoV-2”. Algo similar había aconsejado previamente, en abril: “Ponerse una mascarilla médica es una de las medidas profilácticas que puede limitar la propagación de determinadas enfermedades respiratorias víricas, como la COVID-19”.

Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de  Estados Unidos (CDC) publicaron recientemente un estudio que descubrió que el uso universal de mascarillas ayudó a mitigar la propagación del nuevo coronavirus en un salón de belleza de Misuri en el que dos estilistas portadores del SARS-CoV-2 entraron en contacto con 139 clientes antes de ser sintomáticos. No se sabe de ningún cliente que haya sido infectado.

En otra verificación sobre afirmaciones similares, Erin Silverman, Coordinadora de Investigación Clínica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Florida, dijo a la AFP por correo electrónico: "El abrumador peso de la evidencia apoya el uso de mascarillas para la prevención de la transmisión por aire y por gotas".

Además, investigadores de la Universidad de Cambridge y el King’s College de Londres que examinaron seis estudios sobre el tema concluyeron el 26 de julio que “cada vez hay más pruebas de que el uso de protecciones faciales reduce la propagación del SARS-CoV-2, y las limitadas pruebas disponibles no apoyan la preocupación de que su uso afecte negativamente a la higiene de las manos”.

“Aunque sigue habiendo incertidumbre acerca de la magnitud del efecto de la inclusión de los protectores faciales dentro de un paquete de medidas para reducir la transmisión, el peso de las pruebas de los estudios de laboratorio y de observación justifica su uso”, afirman los investigadores.

Las autoridades sanitarias argentinas indican que el uso de tapabocas “no reemplaza las medidas de distanciamiento social ni la necesidad de mantener la distancia de dos metros con otras personas, pero es una medida adicional más de seguridad y prevención” y enfatizan la importancia de que cubra por completo completo la nariz, boca y mentón.

4. Brandolino: “El coronavirus se puede controlar con dióxido de cloro”: Falso

Ante un grupo de personas que protestaba en el centro de Buenos Aires, Brandolino asegura que “la virosis sencilla que produce el coronavirus la pueden controlar perfectamente con el dióxido de cloro”. 

La tesis de que el dióxido de cloro oxigena las células ha sido difundida previamente por Andreas Kalcker, un hombre que se presenta a sí mismo como científico y defiende el uso de esta sustancia química contra diversas enfermedades. Sin embargo, la AFP ya ha verificado estas afirmaciones, descartadas por expertos (1, 2, 3).

El dióxido de cloro no es un fármaco: es un desinfectante y su ingesta puede provocar graves perjuicios a la salud.

En mayo pasado una decena de asociaciones médicas y toxicológicas de América Latina emitieron un comunicado en el que advirtieron sobre los riesgos de consumir esta sustancia. “Se comercializan productos a base de dióxido de cloro o clorito de sodio (también conocido como MMS por Miracle Mineral Solution) publicitados como tratamiento médico, sin ninguna evidencia científica que apoye su seguridad o eficacia, y que además representan un riesgo cierto para la salud de las personas que lo consumen”, señalaron.

“Ni el dióxido de cloro, ni el clorito de sodio han demostrado ser productos seguros o eficaces para tratar ninguna enfermedad, incluida la COVID-19”, se lee en el documento. Las asociaciones científicas firmantes hacen un llamado a “no consumir dióxido de cloro (ClO2) N° CAS: 10049-04-4, ni clorito de sodio (Na2ClO2) N° CAS: 7758-19-2, como tratamiento o profilaxis de la COVID-19”.

La autoridad sanitaria argentina, ANMAT, emitió un comunicado similar en el que advirtió que “la ingesta de dióxido de cloro y el clorito de sodio reaccionan rápidamente en los tejidos humanos y si se ingieren, pueden causar irritación en el esófago y estómago, dolor abdominal, náuseas, vómitos, diarrea e intoxicaciones severas, entre otras complicaciones que pueden incluir graves trastornos hematológicos, cardiovasculares y renales”.

Amalia Laborde, toxicóloga y académica del Departamento de Toxicología de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República (Uruguay), dijo a AFP Factual en agosto pasado que el dióxido de cloro no cuenta con ningún registro sanitario, ni está aceptado “por ningún organismo de la salud. Ningún ministerio, ni agencia sanitaria ha mostrado su eficacia” como fármaco.

Nelson Varela, doctor en ciencias biomédicas y académico en Medicina de la Universidad de Chile, coincidió en que no existe ningún estudio que demuestre que esta sustancia tenga efectos beneficiosos para alguna enfermedad humana.

Respecto al uso del dióxido de cloro como fármaco, la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA) advierte que no tienen conocimiento de “ninguna evidencia científica que apoye su seguridad o eficacia, y presentan riesgos considerables [los productos que contienen esta sustancia, NDLR] para la salud de los pacientes”.

Varias intoxicaciones por consumo de dióxido de cloro han sido reportadas en la provincia argentina de Mendoza. Además, se investiga si el consumo de dióxido de cloro está vinculado a dos muertes en ese país, una de un niño de 5 años, en el sur, y otra en la provincia de Jujuy.

5. Brandolino: “La existencia de enfermos sin síntomas es una mentira”: Falso

“Toda la población, la enorme mayoría, tiene anticuerpos ya. Engañan a la población diciendo que son enfermos sin síntomas, otra mentira más”, afirma la integrante de Médicos por la Verdad Argentina. Repite así una afirmación falsa que circula en redes sociales y que también forma parte del discurso de Médicos por la Verdad España, como verificó AFP Factual.

Un paciente asintomático es una persona que por sus características inmunológicas y biológicas tiene una mejor respuesta frente al virus y éste no produce efectos negativos tan severos y tan visibles como en otras personas, explicó a AFP Factual en julio el infectólogo Juan Carlos Cataño, profesor de la Universidad de Antioquia, en Colombia.

La Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos amplía la definición a personas “que teniendo una enfermedad o una condición especial de salud no presentan síntomas de ellos” o aquellas que “se han recuperado de una enfermedad o afección y ya no presentan ningún síntoma”.

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Un paciente infectado con el nuevo coronavirus en el Hospital Público Doctor Alberto Antranik Eurnekian de Ezeiza, Buenos Aires, el 1 de julio de 2020

Para el caso del SARS-CoV-2, la OMS indica que algunas personas infectadas pueden presentar síntomas levísimos, especialmente en las primeras etapas de la enfermedad, pero apunta que “es posible contagiarse de alguien que solamente tenga una tos leve y no se sienta enfermo”. La entidad se encuentra actualmente investigando casos de transmisión del covid-19 a partir de personas asintomáticas. “Según algunas informaciones, las personas sin síntomas pueden transmitir el virus. Aún no se sabe con qué frecuencia ocurre”, señala.

Cataño indicó que alguien que tiene una infección, aún si no presenta los síntomas” no es una persona sana. “Puede que se sienta sano, pero es diferente eso a estarlo”, aclaró.

El epidemiólogo Jorge Rodríguez, profesor e investigador del Instituto de Salud Pública de la Universidad Javeriana, en Colombia, explicó que en casi todos los virus hay pacientes con formas leves de la enfermedad o asintomáticos y que estos pueden “potencialmente transmitirlo a otras personas”.  

Además, señaló que la diferencia no debe hacerse en términos de sano o enfermo sino de contagiado o no: “Una persona asintomática es una persona contagiada o infectada que no desarrolla los síntomas y que su organismo responde de tal forma que no tiene manifestaciones clínicas”.

El 9 de junio, la líder técnica de la OMS, Maria Van Kerkhove, destacó: “Sabemos que algunas personas que son asintomáticas, o algunas personas que no presentan síntomas, pueden transmitir el virus”. 

De hecho, en un documento sobre el uso de mascarillas emitido por la OMS el 5 de junio, la entidad detalla que “algunas personas infectadas por el virus del COVID-19 nunca desarrollan ningún síntoma, pero pueden expulsar el virus, que puede, luego, ser transmitido a otros”.

Cataño detalló que los asintomáticos tienen el virus y por tanto son capaces de transmitirlo”. Sin embargo, aclaró: “Lo que puede pasar es que sean menos infectantes que una persona que tenga síntomas. Es simple: alguien que tose o estornuda es más infeccioso que alguien que no lo hace, pero eso no significa que si ambos tienen el virus, el que no tose o no estornuda no lo transmite, porque solo con hablar lo puede contagiar”.

6. Brandolino: “La PCR da un 50% o más de falsos positivos”: Falso

Afirmaciones similares sobre esta técnica de laboratorio para diagnosticar el covid-19 ya fueron verificadas en varias oportunidades (1 y 2) por AFP Factual. Brandolino asegura que en el ser humano la PCR “da positivo por [detectar] otras partículas virales y por excrementos de las células que se llaman exosomas” y afirma que “es una gran mentira”. 

La prueba PCR (por las siglas en inglés de reacción en cadena de polimerasa) se realiza cuando la infección de covid-19 está en curso. Con un hisopo, se toma una muestra de la nariz, de la parte posterior de la garganta o del escupitajo de un paciente y esta es analizada a nivel molecular, en búsqueda de la presencia de dos genes específicos del SARS-CoV-2.

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Un médico toma muestras para una prueba PCR en las afueras de Buenos Aires, el 3 de agosto de 2020

“La PCR tiene ventajas y desventajas pero lo que detecta es la presencia de genoma de virus y eso es indudable, afirmó en julio pasado Juan Carballeda, investigador del Conicet (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas) y miembro de la Asociación Argentina de Virología (SAV).

Si hay presencia de genoma de virus es porque hay presencia del virus. Ese genoma puede estar dentro de una célula infectada, dentro de un exosoma, o en partículas virales liberadas en el hisopado que se le hizo a la persona. En todos esos casos hay infección viral y la persona tiene presencia de SARS-CoV-2”, agregó.

Juan Sabatté, médico y doctor en microbiología e investigador del Conicet, explicó a AFP Factual que el test PCR “detecta secuencias específicas de ARN presentes en el ARN del virus SARS-COV-2 y ausentes en el ARN humano y en el ARN de otros virus” y aseguró que es la técnica “más específica de todas las técnicas utilizadas en diagnóstico médico”.

El especialista aclaró que la prueba no detecta exosomas, que, explicó, son “pequeños fragmentos celulares, que utilizan las células para comunicarse, entre otras funciones” y que “están presentes en todos los fluidos corporales”. Además enfatizó que si fuera así “todos los tests realizados darían positivos”.

Al contrario de lo que afirma Brandolino, el infectólogo argentino Omar Sued dijo al equipo de verificación de la AFP que “puede haber resultados falsos negativos los primeros días de la enfermedad”, porque las pruebas requieren un valor mínimo de virus para poder detectarlo. Detalló además que el test “suele dar positivo recién a los cinco días de haber estado en contacto con la persona que te contagia, a veces uno o dos días antes de empezar con los síntomas”.

Consultado para otra verificación sobre los supuestos falsos positivos que arrojaría esta prueba, Kenneth Witwer, profesor de patología y neurología molecular y comparativa en la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins, en Estados Unidos, también rechazó esta versión.

Witwer explicó que las pruebas cuantitativas basadas en PCR (qPCR) amplifican una secuencia corta de ácido nucleico (el “amplicón”) utilizando dos “cebadores” de ácido nucleico específicos para el SARS-Cov-2, y la secuencia a menudo se detecta con una tercera secuencia de ácido nucleico, a la que se llama “sonda”.

“Cuando estas tres secuencias se utilizan para la prueba, la especificidad es extremadamente alta, de modo que una prueba de qPCR bien diseñada puede diferenciar incluso virus muy estrechamente relacionados como el SARS-CoV-2 y el virus del SARS original”, explicó.

La Organización Mundial de la Salud, que defiende el uso de pruebas PCR para detectar el alcance y los focos de la infección, publicó en enero pasado un documento con guías para aplicar esta metodología de testeo detectando específicamente el SARS-CoV-2.

De acuerdo con la Red Argentina Pública de Evaluación de Tecnologías Sanitarias, conformada por universidades y ministerios de Salud de distintas provincias del país, el PCR “es el método de primera línea para diagnosticar COVID-19 recomendado por la OMS y las autoridades sanitarias de Argentina” y  “cuenta con una elevada sensibilidad y especificidad”. 

En conclusión, las seis afirmaciones hechas en un video viral por Brandolino y González Bayona, integrantes de la agrupación Médicos por la Verdad Argentina, son falsas. No hay evidencia científica que las sustente y han sido desacreditadas por especialistas y asociaciones médicas y sanitarias de distintos países, así como por la OMS.

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