El dióxido de cloro es una sustancia potencialmente tóxica que no aporta oxígeno al cuerpo humano

  • Este artículo data de hace más de un año.
  • Publicado el 19 de mayo de 2020 a las 22:04
  • Modificado el 19 de mayo de 2020 a las 22:04
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  • Por Ana PRIETO, AFP Argentina
Una publicación compartida miles de veces en redes sociales desde el 24 de abril asegura que a causa de los efectos de la “hipoxia en la hemoglobina” los pacientes internados por coronavirus empeoran si les colocan respiradores. La publicación recomienda también consumir dióxido de cloro para sanar; una sustancia química que puede ser perjudicial para la salud según autoridades sanitarias de varios países y expertos consultados por AFP Factual.

“Lo que produce el Coronavirus en la sangre provoca una hipoxia en la hemoglobina, induce al grupo emo [sic] de la hemoglobina a dejar de estar en estado reducido y lo oxida de forma que bloquea los vasos receptores de oxígeno”, dice una publicación compartida más de 3.000 veces en Facebook (1, 2, 3, 4).

“Y CUANDO le meten un RESPIRADOR EMPEORAN el cuadro de la persona prácticamente lo conducen a la muerte... El Dióxido de cloro es un átomo veloz que lleva oxígeno a las células”, añade.

La publicación va acompañada de una serie de fotografías. La primera es de Andreas Kalcker, un hombre que se presenta a sí mismo como científico e investigador del dióxido de cloro, y que, entre otras cosas, sostiene que las vacunas son “el fraude médico más grande de la historia” y las causantes del autismo. La fotografía está acompañada por la inscripción “Porque CLO2 (dióxido de cloro) funciona para Covid 19 de forma cientifica [sic]”.

En la segunda fotografía, en la que pueden verse botellas y envases con sustancias líquidas sobre una mesa, fue tomada de la cuenta de Facebook de Andreas Kalcker. La tercera imagen es una ilustración del nuevo coronavirus, y la cuarta, también extraída de la cuenta de Facebook de Kalcker, muestra un reconocimiento que le hicieron en noviembre de 2019 en la Facultad de Ingeniería Química de la Universidad del Callao, Perú.

Como ya ha señalado AFP Factual, Kalcker ha sido objeto de varias investigaciones y denuncias por hacer publicidad engañosa del dióxido de cloro, tanto por la justicia española como por el Colegio Oficial de Médicos de Alicante (COMA), años atrás.

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Captura de pantalla de publicación en Facebook realizada el 14 de mayo de 2020

¿Hipoxia en la hemoblogina?

AFP Factual se comunicó con Eduardo De Vito, jefe de neumonología del Instituto Lanari, Buenos Aires, Argentina, para verificar las afirmaciones de la publicación en Facebook.

“Tiene errores conceptuales groseros. En primer lugar, la expresión ‘hipoxia en la hemoglobina’ no existe”, dice De Vito.

“Hipoxia es la disminución de la presión de oxígeno en la sangre arterial, y eso tiene que ver con el oxígeno disuelto que se encuentra en el plasma, no con el oxígeno de los glóbulos rojos, que se encuentra en la hemoglobina”.

Mauricio Ruiz Carmona, médico broncopulmonar del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, concuerda: “La hipoxia es un concepto fisiológico que refiere al oxígeno disuelto en el plasma, y no tiene nada que ver con la hemoglobina”, dijo a AFP Factual.

La hemoglobina es una proteína que se encuentra dentro de los glóbulos rojos. Su función consiste en captar el oxígeno de los alvéolos pulmonares y llevarlo a los diferentes tejidos del cuerpo, y en tomar el dióxido de carbono de estos y transportarlo de nuevo a los pulmones, para su eliminación.

De Vito dice que la publicación viral tiene su origen en una “mala traducción” del estudio “COVID-19: ataca la cadena 1-beta de hemoglobina y captura la porfirina para inhibir el metabolismo del hemo” publicado el 9 de abril en la plataforma de investigaciones preliminares ChemRXiv.

Aclarando que se trata de una investigación no verificada que aún requiere pruebas experimentales, sus autores sostienen que el COVID-19 tiene una preferencia por los glóbulos rojos, y que la hipoxia grave y la falla multiorgánica de algunos pacientes afectados por el nuevo coronavirus se debe a que éste afecta a la hemoglobina.

Eduardo De Vito se muestra muy crítico con dicha investigación: “Es alarmante la ligereza con que los autores elaboran una hipótesis sin apoyo empírico, a partir de una serie de supuestos con poco o nulo fundamento científico, e incurriendo en errores conceptuales que probablemente un estudiante de medicina o bioquímica bien podrían advertir”, escribió al respecto en la revista “Medicina”.

Respecto de lo que el COVID-19 produce en el cuerpo humano, De Vito explica que “la reacción inmune al nuevo coronavirus es una respuesta inflamatoria sistémica exagerada. Esta respuesta inflamatoria también se llama ‘explosión de citocinas’, y es la base de la inflamación y del distrés respiratorio. Esa es la causa de la hipoxia grave y el motivo por el cual estos pacientes requieren asistencia respiratoria mecánica”.

En referencia a la sangre y el nuevo coronavirus, De Vito dice que “la respuesta inflamatoria del organismo incluye coagulación intravascular en la forma de microtrombosis o microcoágulos”.

Mauricio Ruiz, por su parte, agrega que la explosión o “tormenta de citocinas”, además de desencadenar respuestas inflamatorias que pueden causar “daño renal y pulmonar”, puede provocar “trombosis en los vasos sanguíneos debido a una activación de la coagulación”.

El apoyo respiratorio

La publicación en Facebook asegura que “el respirador empeora el cuadro de la persona prácticamente llevándola a la muerte”.

AFP Factual se comunicó con Alejandro Videla, médico neumonólogo del Hospital Universitario Austral y miembro del Programa Nacional de Control del Tabaco de la Argentina.

“Se decide conectar a un paciente a un respirador cuando la saturación de oxígeno es muy baja y no puede corregirse dando oxigenoterapia y/o la persona tiene mucho esfuerzo para respirar y/o está confusa. También puede ser por causas extrapulmonares, como falla renal”.

La ventilación mecánica tiene un efecto directo sobre la hipoxia “porque permite dar de manera controlada concentraciones altas de oxígeno en un paciente relajado cuya respiración es dirigida por el respirador” agrega Videla. “Cuando damos oxígeno con cánulas, máscaras o bigoteras la concentración real que el paciente recibe depende de su manera espontánea de respirar y eso no lo podemos controlar adecuadamente”.

Respecto de si un respirador empeoraría el estado de un paciente con COVID-19, Videla sostiene que si bien la ventilación mecánica conlleva riesgos, estos son menores a no utilizarla. “Es impensable no ventilar. Siempre se va a elegir poner el respirador porque si no la muerte es inevitable. La ventilación mecánica no necesariamente cura, pero da tiempo a que actúen las defensas del organismo o los otros tratamientos”.

“Hay criterios muy precisos respecto de la administración de asistencia respiratoria mecánica. Si no se la coloca en los casos de hipoxia grave, los pacientes invariablemente mueren”, agregó el doctor Eduardo De Vito.

El dióxido de cloro

La publicación en Facebook asegura que el dióxido de cloro “es un átomo veloz que lleva oxígeno a las células”, algo que Andreas Kalcker asegura en un video viral ya verificado por AFP Factual. Su teoría es que “el dióxido de cloro aumenta el oxígeno en la sangre y en los pulmones, y desnaturaliza el nuevo coronavirus erradicando su propagación”.

Pero esto no es así, y numerosos especialistas y organizaciones han alertado contra el uso del producto.

La química Bárbara Herrera, profesora de la Universidad Católica de Chile, explica que, en primer lugar, “el dióxido de cloro no es un átomo sino una molécula, compuesta por un átomo de cloro y dos átomos de oxígeno”.

Se trata de una molécula que se utiliza como limpiador y desinfectante industrial así como para clorar el agua, ya que “oxida las membranas de los patógenos”. Y lo mismo pasaría si uno introdujera la sustancia al cuerpo, por ejemplo, a través de la inhalación: “no oxigenaría, sino que oxidaría las membranas de nuestro sistema respiratorio, lo que conllevaría a un daño de las vías respiratorias. Los átomos de oxígeno del dióxido de cloro no llegarían a los alvéolos pulmonares para purificar la sangre. Para que nuestra sangre se purifique necesitamos oxígeno gaseoso, que es el oxígeno que respiramos; no dióxido de cloro, que hace un daño tremendo y equivale a inhalar una sustancia corrosiva”.

Daniel Pérez, epidemiólogo del Hospital de Infectología de La Raza en Ciudad de México, dijo a AFP Factual que el dióxido de cloro es efectivo para prevenir el esparcimiento del coronavirus, pero sólo en superficies o en agua.

“El clorito de sodio y el dióxido de sodio son sustancias muy corrosivas. El clorito al ponerlo sobre piel sana produce quemaduras químicas. Inhalarlos, inyectarlos o consumirlos pueden generar daños a la salud, ni hablar de ingerirlo porque pueden causar una intoxicación”, advirtió.

El 20 de abril, la Asociación Toxicológica Argentina publicó un comunicado detallando los peligros de consumir la sustancia: “Se comercializan productos a base de dióxido de cloro y/o clorito de sodio publicitados como tratamiento médico, sin ninguna evidencia científica que apoye su seguridad y eficacia y que, además, representan un riesgo cierto para la salud de las personas que lo consumen”.

El comunicado explica que la ingesta de estos productos puede provocar “cuadros digestivos irritativos severos, con la presencia de náuseas, vómitos y diarreas, además de graves trastornos hematológicos (...), cardiovasculares y renales, entre otros. Su inhalación, a través de nebulizaciones, por ejemplo, también implicaría riesgos de broncoespasmo, neumonitis química y edema de glotis”.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), por su parte, señala que de momento, “no hay ninguna vacuna ni medicamento antiviral específico para prevenir o tratar el COVID-2019”.

En conclusión, los conceptos fisiológicos y químicos de la publicación viral son erróneos: es falso que el fenómeno de la hipoxia ocurra en la hemoglobina, y es falso que el dióxido de cloro sea un “átomo”. Tampoco es cierto que el dióxido de cloro oxigene las células y pueda reemplazar el efecto de un respirador en el cuerpo de un paciente con COVID-19.

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