Trabajadores de la salud administran la vacuna Sinopharm en Buenos Aires, el 5 de marzo de 2021 (Ronaldo Schemidt / AFP)

“No se atienden partos” en pandemia y otras falsedades de una médica argentina

  • Este artículo data de hace más de un año.
  • Publicado el 19 de marzo de 2021 a las 21:53
  • 14 minutos de lectura
  • Por Ana PRIETO, AFP Factual
En un video, compartido en redes sociales más de 7.000 veces desde principios de marzo, la médica argentina Chinda Brandolino hace una serie de afirmaciones falsas respecto de la gestión de la pandemia y las vacunas para prevenir el covid-19, entre ellas, que en los hospitales argentinos “no se atienden partos” y que las vacunas “actúan sobre todas las células del cuerpo humano”.

“Escuchen a los médicos que son silenciados”, se lee en una publicación en Facebook que incluye un video de poco más de siete minutos de la médica argentina Chinda Brandolino.

“Compartir y escuchar hasta el final”, recomienda otra entrada con la misma secuencia.

El video es la presentación que hizo Brandolino, referente en Argentina de la agrupación autodenominada “Médicos por la Verdad”, el 4 de marzo pasado en una emisión del canal digital Toda la Verdad Primero, que ha difundido desinformación sobre el covid-19 desde el inicio de la pandemia. El evento completo, transmitido en vivo por las redes sociales del canal, duró tres horas, en las que cada participante presentó su visión acerca de la crisis sanitaria.

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Captura de pantalla de una publicación en Facebook hecha el 16 de marzo de 2021

En la secuencia viral, de poco más de 7 minutos, Brandolino asegura que la pandemia fue “planeada” por grandes poderes y que las películas de Hollywood “prepararon el terreno” para ello, lo mismo que personalidades como la exdirectora del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, quien habría dicho que “los viejos viven demasiado”, atribución verificada por la AFP y para la cual no se halló registro alguno.

La secuencia también circuló en Twitter (1, 2) y en una versión abreviada de cerca de dos minutos (1, 2).

A continuación, la verificación de las principales afirmaciones del video viral.

1. “No se atienden partos en los hospitales”: Falso

Brandolino asegura que “no se atienden partos” ni lesiones ni patologías en los hospitales porque los médicos están abocados solamente al covid-19 y reciben una bonificación dineraria por cada paciente diagnosticado con la enfermedad. “Se vive de eso”, dice Brandolino. La información es falsa.

Hospitales de referencia, como el Italiano de Buenos Aires, sigue atendiendo a pacientes con distintas patologías y su central para pedido de turnos médicos se encuentra abierta, lo mismo que la del Sanatorio Güemes, el Hospital Pirovano o el Hospital de Pediatría Garrahan, por mencionar solo algunos ejemplos.

Ya el 20 de marzo de 2020 la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó directrices respecto de los servicios esenciales que debían mantenerse durante la pandemia, como “la vacunación sistemática, los servicios de salud reproductiva —incluida la atención durante el embarazo y el parto—, la atención a lactantes de corta edad y adultos mayores, el tratamiento de enfermedades mentales, enfermedades no transmisibles y enfermedades infecciosas como el VIH, el paludismo y la tuberculosis, los tratamientos hospitalarios críticos, el tratamiento de problemas urgentes de salud y servicios auxiliares como el diagnóstico básico por imagen, los servicios de laboratorio y los bancos de sangre”.

Mario Sebastiani, obstetra del Hospital Italiano y el Hospital Durand de Buenos Aires, negó rotundamente que se hubiera frenado la atención de partos durante la pandemia. “Nunca se dejó de atender partos, esa afirmación no es cierta”, dijo por correo electrónico a AFP Factual. Sebastiani detalló que solo en el Italiano atendieron 1.489 partos en 2020 y 200 entre el 1 de enero y el 16 de marzo de 2021.

Ángeles Capresi, ginecóloga miembro de la Comisión Directiva de la Asociación Médica Argentina de Anticoncepción (AMAdA) negó asimismo la afirmación de Brandolino: “No es verdad que desde el inicio de la pandemia no se atiendan más partos en los hospitales. Incluso cuando la cuarentena fue más estricta se siguieron atendiendo”, dijo a la AFP.

Durante la cuarentena más estricta en Argentina, entre el 20 de marzo y el 20 de abril de 2020, sí hubo una caída notable en las consultas médicas para estudios cardiovasculares, oncológicos y neurológicos.

Los reconocidos Instituto Cardiovascular de Buenos Aires (ICBA), Instituto Fleni, Instituto Alexander Fleming y Hospital Universitario Fundación Favaloro alertaron al respecto y emitieron un comunicado conjunto en el que se leía: “Las medidas de aislamiento y distanciamiento social resultan efectivas para reducir la propagación del virus, pero por otro lado, han generado la cancelación de consultas médicas y procedimientos médicos”.

El comunicado añadía que en los cuatro centros médicos se habían extremado las medidas de prevención y que se encontraban “preparados para recibir a los pacientes”. Lejos de ahuyentar al público o, como dice Brandolino, “atender solo covid”, estas instituciones llamaron a recuperar los chequeos de rutina y tratamientos pendientes.

2. El coronavirus pasó al hombre “inyectado en la vacuna de la gripe”: Falso

Según Brandolino, el SARS-CoV-2 fue transmitido al hombre a través de la vacuna de la influenza.

María Victoria Sánchez, investigadora del Instituto de Medicina y Biología Experimental de Cuyo (Imbecu), del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), Argentina, descartó la posibilidad de que una vacuna para prevenir un virus determinado sea capaz de transmitir otro.

La especialista explicó a AFP Factual que el proceso para fabricar la vacuna de la influenza incluye “inactivar” el virus que la provoca y luego purificar el elemento que induce la respuesta inmunitaria. “Es imposible, pues, que ‘viaje’ un virus vivo dentro una vacuna, ni siquiera de influenza. Además los controles para la elaboración de las vacunas para asegurar su seguridad y efectividad son muy rigurosos”, afirmó.

“No hay fundamentos para avalar esa afirmación. Nunca se ha escuchado en la historia de las vacunas algo así”, dijo a la AFP la doctora en inmunología María Moreno, de la Universidad de la República, Uruguay. “Las vacunas contra la gripe llevan virus inactivado; pensar en que llevan otro virus que permanece de forma infectiva dentro del vial no corresponde a la forma de producción de las vacunas”.

3. El PCR es un estudio de “bajísima especificidad”: Falso

Desde el inicio de la pandemia circula la versión de que las pruebas PCR no detectan el SARS-CoV-2 y que su diagnóstico es mayormente erróneo. Es una afirmación falsa que AFP ha verificado en varias oportunidades (1, 2, 3).

“La técnica de PCR revolucionó la biología molecular”, explicó a AFP Factual Álvaro Fajardo, doctor en Ciencias Biológicas e investigador del Instituto Pasteur, Uruguay. La prueba se aplica “para diversos fines”, afirma el experto, desde estudios forenses y de paternidad hasta el diagnóstico molecular de enfermedades infecciosas.

Para los casos de infecciones, “tiene dos fortalezas: su especificidad y su sensibilidad”. “La especificidad refiere a la capacidad de detectar exclusivamente el agente infeccioso para el cual se desarrolló un determinado protocolo de PCR. Conociendo la secuencia genética de un virus, se pueden diseñar estrategias que reconozcan esa secuencia específica. La sensibilidad hace referencia a la detección incluso de una mínima carga viral”, agregó.

Esta técnica de laboratorio funciona “amplificando” segmentos de ADN presentes en una muestra que puede ser nasal, faríngea o de saliva.

Juan Sabatté, médico y doctor en microbiología e investigador del Conicet, explicó a la AFP que los test PCR que se utilizan en la pandemia “detectan secuencias específicas de ARN presentes en el ARN del virus SARS-CoV-2 y ausentes en el ARN humano y en el ARN de otros virus”. El experto la definió como la técnica “más específica de todas las técnicas utilizadas en diagnóstico médico”.

 

4. “El número de muertos [en 2020] no es mayor al de años anteriores”: Falso

Aunque las estadísticas de muertes por covid-19 y su lugar en el listado de causas de muerte en los distintos países aún no son definitivas, el indicador “exceso de mortalidad” permite estimar la cantidad adicional de fallecimientos durante la pandemia, comparado con el número de muertes esperadas en un periodo y región determinados.

En 2020, este parámetro mostró crecimientos generalizados a nivel mundial, como revela el portal estadístico Our World in Data, de la Universidad de Oxford.

En España, por ejemplo, el promedio de muertes en la semana del 5 de abril de 2020 fue un 156% mayor que el registrado en el mismo período de años anteriores (entre 2015 y 2019), según Our World in Data, mientras que en Inglaterra y Gales aumentó en un 59%.

El aumento del indicador “exceso de mortalidad” a nivel mundial también está reflejado en las estadísticas recopiladas por The Economist al 9 de marzo de 2021. Según estos datos, en México, al 1 de enero pasado habían fallecido unas 14.200 personas más que lo esperable según cifras de años anteriores. En Brasil, a mediados de mayo ese exceso era de 10.200 fallecimientos.

En 31 países de Europa hubo unas 321.000 muertes adicionales entre enero y octubre de 2020, si se compara con el promedio de muertes registrado en el mismo período entre 2016 y 2019, según la agencia europea de estadísticas Eurostat. 

En Rusia, en tanto, octubre de 2020 fue el mes más letal en más de una década: se registraron casi 50.000 más muertes que en el mismo período de 2019.

5. El coronavirus “es una gripe más”: Falso

Desde el inicio de la pandemia, comparar el covid-19 con la gripe o la influenza se convirtió en un argumento común entre quienes minimizan la gravedad de la enfermedad y cuestionan las medidas sanitarias.

El covid-19 y la gripe son enfermedades respiratorias contagiosas causadas por virus. Comparten varios síntomas y se transmiten de manera similar. Las diferencias, sin embargo, son importantes, en especial en lo referido a incidencia, mortalidad y tratamientos disponibles.

De acuerdo con datos publicados por la OMS, las muertes anuales por influenza se calculan entre 290.000 y 650.000 en todo el mundo. 

Un año después de que la OMS declarase la pandemia de covid-19, las muertes globales por la enfermedad que provoca el SARS-CoV-2 superan 2.600.000.

 

La investigadora Sánchez, del Imbecu, detalló otras diferencias: “Tenemos vacuna de la influenza desde los años 1940 y también contamos con formas de prevenirla y tratarla. La gente ya no muere por influenza como en décadas pasadas gracias a esas medidas de prevención y a los tratamientos existentes”.

Agregó: “El covid-19 es una enfermedad nueva y es más grave, ya que aún no contamos con un tratamiento efectivo y todavía estamos estudiando el comportamiento de la infección y las secuelas que puede producir —que hasta ahora son muchas, por lo que estamos viendo en pacientes ‘recuperados’”.

Frédéric Altare, especialista en inmunidad del centro de investigación Inserm, en Francia, concuerda: “En cuanto a las complicaciones, la gripe está muy por debajo, aunque también hay infecciones respiratorias agudas en algunos casos”. “El covid-19 es mucho más grave que la gripe, no es una 'gripecita' como se había dicho en un principio. Y esto no es una hipótesis: es lo que observamos en cuidados intensivos”, explicó a la AFP.

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Además, debido a la intensa afluencia de pacientes graves en los hospitales, el covid-19 genera el riesgo de saturación de los sistemas sanitarios, algo que no sucede con la influenza.

6. La vacuna rusa y la china tienen ARN mensajero: Falso

“Es importante aclarar que sobre todo la vacuna rusa y la china tiene ácido ribonucleico mensajero”, asegura equivocadamente la médica.

Actualmente hay dos vacunas contra el covid-19 que utilizan ARN mensajero (ARNm) para generar una respuesta inmunitaria: aquélla desarrollada por la empresa de biotecnología Moderna y el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID) de Estados Unidos, y la de Pfizer/BioNTech, desarrollada por el laboratorio alemán BioNTech y la firma estadounidense Pfizer. 

La vacuna Sputnik V, del laboratorio ruso Gamaleya, a la que hace referencia Brandolino, no utiliza ARNm. Esta vacuna se basa en vectores de adenovirus, es decir, utiliza partículas virales para transportar material genético a una célula huésped, en este caso, material del SARS-CoV-2 que contiene instrucciones para que el propio organismo produzca la proteína “espiga” del coronavirus. El sistema inmunológico reconocerá esa proteína como “extraña” y generará una respuesta de defensa contra ella.

Brandolino asegura también que “la vacuna china” contiene ARNm. Si bien no aclara a cuál de las vacunas desarrolladas en China se refiere, la única disponible en Argentina es la Sinopharm, del Instituto de Productos Biológicos de Pekín. Esta vacuna contiene virus inactivado, es decir, formas del SARS-CoV-2 que no tienen capacidad de provocar la enfermedad pero sí de generar una respuesta inmunitaria. Otras vacunas que utilizan virus inactivados son, por ejemplo, la de la polio y la de la hepatitis A.

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7. El ARNm entra entra al núcleo de la célula: Falso

La suposición de que las vacunas para prevenir el covid-19 ingresan al núcleo celular para “modificar” o “manipular” el ADN humano no es nueva y la AFP ya ha verificado afirmaciones similares.

Al igual que en el caso de las vacunas con vectores adenovirales, el objetivo de las vacunas de ARNm es lograr que el cuerpo sintetice la proteína “espiga” del SARS-CoV-2, que el sistema inmunológico reconocerá como “extraña”, induciendo una respuesta inmunológica.

Sin embargo, el ARNm no entra al núcleo de la célula, como afirma Brandolino.

La doctora Sánchez descartó que las vacunas de ARNm intervengan en los genes de una persona: “El proceso se lleva a cabo en el citoplasma, no en el núcleo de la célula”, sostuvo. “El ARN mensajero no puede ‘meterse’ en nuestro ADN”.

Kenneth Witwer, profesor de patología y neurología molecular y comparativa en la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins (JHU, por sus siglas en inglés), concuerda: “El ARNm simplemente se traduce en una proteína, se degrada rápidamente y no se puede convertir en ADN”, dijo a AFP Factual.

 

8. La vacuna “es un compuesto transgénico”: Falso

Brandolino asegura de manera falaz que la vacuna “es un compuesto transgénico”, una afirmación que la médica ha incluido en mensajes anteriores compartidos en redes sociales y que fueron verificados por AFP Factual (1, 2).

La genetista Gisela Castro, doctora en Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional de Cuyo, Argentina, explicó a AFP Factual que un compuesto transgénico “es un organismo en cuyo ADN se ha introducido un gen extraño, perteneciente a otra especie. Por ejemplo, se inserta un gen de pez en un tomate para mejorar la resistencia de este al frío, modificando así el ADN del tomate”.

“Pero las vacunas no cumplen esa función”, enfatizó Castro, descartando que fuesen capaces de modificar el ADN humano. “Las vacunas actúan sobre las células del sistema inmunológico para generar una respuesta de defensa. No se introducen en el ADN de ninguna manera”.

Witwer señaló a su vez: “No puedo imaginar ninguna conexión entre las vacunas de ARNm y los organismos genéticamente modificados”.

“Así como una vacuna de ARNm no puede resultar en una modificación genómica de las células expuestas, los organismos transgénicos, como el maíz resistente al gusano de la raíz (...), no dan como resultado la modificación genética de los animales que los comen”, explicó.

9. La vacuna “sintetiza una proteína extraña en todas las células del organismo” y la respuesta inmune se da “seis o siete meses después” de recibida: Falso

Brandolino asegura que el proceso de síntesis de la proteína “espiga” del nuevo coronavirus tras la vacunación se desarrolla en “todas las células del cuerpo” y que la respuesta inmunitaria se da a los “seis, siete meses”. Agrega que esa respuesta generará una enfermedad autoinmune que destruirá “los riñones, el corazón, y cada órgano donde aparezca esa proteína”.

Al respecto, el infectólogo Román Zucchi, del Sanatorio Sagrado Corazón de la Ciudad de Buenos Aires, descartó que la vacuna incida en “todas las células” del organismo: “No a cualquier célula puede ingresar cualquier cosa, de ningún modo”, dijo a la AFP. “Hay células destinadas a detectar sustancias exógenas, es decir, ajenas a la compatibilidad con el cuerpo humano. Son las llamadas ‘células presentadoras de antígenos’ del sistema inmunológico”.

Las células presentadoras de antígenos tienen capacidad para reconocer cuerpos extraños y “presentarlos” o exponerlos a otras células del sistema inmunológico para que “luchen” contra ellos.

El inmunólogo uruguayo Gabriel Lassabe coincide en que los dichos de Brandolino son falaces. “Son falsos y fáciles de refutar si entendemos cómo suceden los mecanismos inmunológicos que actúan cuando se inocula una vacuna”, dijo a AFP Factual. 

El especialista explicó que en el caso de las vacunas contra el SARS-CoV-2, cuando se inocula el antígeno —la proteína “espiga” del coronavirus—, la respuesta del organismo comienza casi de manera inmediata con un “reclutamiento” masivo de células inmunitarias desde la sangre al sitio donde se realizó la inoculación. Eso da lugar a síntomas típicos, como la inflamación de la zona, dolor y calor.

“Acá las células dendríticas son el actor principal”, señaló Lassabe. “Migran desde el sitio de la inoculación a los ganglios linfáticos para dar inicio a una respuesta inmunológica especializada que se conoce como respuesta inmune adaptativa, que es la que genera anticuerpos específicos. Esto sucede gracias a que las células dendríticas muestran componentes de la proteína espiga a los linfocitos T, activándolos, lo que a su vez da lugar a la activación de linfocitos B, que son los encargados de la secreción de anticuerpos. Esto empieza en el día cero y al día siete los anticuerpos ya pueden detectarse”.

Zucchi concuerda: “La respuesta inmunológica de casi cualquier vacuna ocurre entre el día 10 y el 14 de la administración del esquema completo. Y de hecho se ha visto con anterioridad”.

Varias vacunas contra el SARS-CoV-2, como la de Moderna, Pfizer/BioNTech, y la Sputnik V, requieren dos dosis. “Se decide dar una segunda dosis alrededor del día 20 para lograr respuestas más robustas y aumentar la eficacia”, explicó Lassabe. “Acá el proceso se repite, pero la respuesta será más rápida y potente ya que hay una memoria inmunológica que se generó con la primera dosis”.

El infectólogo Zucchi refutó, por último, que las vacunas causen cuadros de autoinmunidad, como sugiere Brandolino: “Una enfermedad autoinmune ya debería haberse visto en los efectos adversos de las vacunas o en los vacunados contra el SARS-CoV-2. Y no ha sido así”, dijo.

Brandolino ha hecho declaraciones falsas acerca de las vacunas para prevenir el covid-19 a lo largo de la pandemia, pero su discurso acerca de las mismas ha cambiado con el tiempo. En julio de 2020, en una larga entrevista al canal digital argentino TLV1 —eliminada por YouTube por violar reglas de uso de la plataforma— aseguró que las vacunas contenían microchips diseñados por el cofundador de Microsoft, Bill Gates, que actúan sobre el “ADN cerebral” para “neutralizar” rebeliones y “sentimientos religiosos e idealistas”.

Unos meses después dejó de hablar de microchips para asegurar que las vacunas esterilizan a los varones, algo también verificado como falso por AFP Factual (1, 2).

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