No hay evidencia de que los tapabocas hagan daño a los niños, como dice una pediatra argentina
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- Publicado el 18 de marzo de 2021 a las 21:48
- 11 minutos de lectura
- Por AFP Argentina, Nadia NASANOVSKY
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La exposición de la médica pediatra fue compartida cientos de veces en Facebook (1, 2), YouTube, Twitter (1, 2) e Instagram (1, 2).
La secuencia, de poco más de cinco minutos y medio, es parte de la presentación de Szabó en una convocatoria del canal digital Toda la Verdad Primero a médicos y profesionales de la salud que niegan la pandemia y recurren a múltiples teorías conspirativas para explicar el origen y la incidencia del covid-19.
Para Szabó, la pandemia de covid-19, que a la fecha se ha cobrado más de dos millones y medio de vidas en todo el mundo, según un recuento de la AFP a partir de datos oficiales, “no es una situación epidémica grave que necesite ningún tipo de medida drástica”. La pediatra afirma que “el daño” que se está generando con las medidas establecidas por las autoridades sanitarias para prevenir el contagio “es muy grave e irreparable en el largo plazo”.
Durante su exposición, Szabó hace una serie de afirmaciones sobre el covid-19, el uso de mascarillas en niños y el rol de los asintomáticos en el contagio. A continuación, la verificación de cada una de ellas:
1. El uso de mascarillas genera daño psíquico en los niños: Sin pruebas
Szabó asegura que el uso de mascarillas en niños y en las personas que los rodean (maestras, otros adultos y otros niños) les genera “un grave daño psíquico” al impedirles mantener una “relación social cercana, el contacto físico, la sonrisa y expresión de otra persona” y “compartir expresiones de afecto”.
Como ya ha verificado AFP Factual (1, 2), no hay pruebas científicas de que las mascarillas, bien usadas, perjudiquen la salud física o mental de los niños.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que el uso de mascarillas no sea obligatorio para los niños de hasta cinco años “en aras de la seguridad y el interés general del niño y dada su incapacidad de utilizar adecuadamente una mascarilla con una asistencia mínima”. Para aquellos entre seis y 11 años, según la OMS y Unicef, la decisión de su utilización queda supeditada a consideraciones como si hay transmisión generalizada de covid-19 en donde vive el niño, el acceso a las mascarillas y la posibilidad de mantener su higiene, entre otros factores. A partir de los 12 años, ambas organizaciones aconsejan un uso similar al de los adultos.
En Argentina, en tanto, las autoridades desaconsejan su uso en menores de dos años.
“No sabemos aún cuál será el impacto psicológico del uso de barbijos, pero se encuentra en la misma línea de todas las restricciones que los niños y familias han tenido que enfrentar en esta pandemia”, dijo a AFP Factual Clara Schejtman, doctora en Psicología y profesora e investigadora de la Universidad de Buenos Aires y la Universidad de Belgrano.
Schejtman explicó que “los niños en general se habitúan a casi todo y si el mensaje es que usamos los barbijos como protección y para poder seguir estando juntos, lo comprenderán bien”.
La profesora Christina Rinaldi, del Departamento de Psicología Educativa de la Universidad de Alberta, Canadá, dijo al equipo de verificación de la AFP que no tenía conocimiento de ningún estudio que respaldara la afirmación de los supuestos daños psicológicos provocados en niños por el uso de tapabocas.
Jennifer Katzenstein, directora de Psicología y Neuropsicología del Hospital Infantil Johns Hopkins, por su parte, explicó: “Las mascarillas no están impidiendo que los niños se comuniquen adecuadamente con los demás, y muchos, muchos niños han sido bastante resilientes a lo largo de la pandemia y lo están haciendo bastante bien”. La especialista destacó además que aunque se lleve una mascarilla puesta, “los ojos y las expresiones faciales aún pueden verse”.
Gustavo Giachetto, médico pediatra y director de la Clínica de Pediatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República, Uruguay, destacó no haber encontrado “experiencias negativas con el uso de la mascarilla si se siguen las recomendaciones de cómo usarlas en los pequeños”. El especialista reconoció que si no se siguen las “instrucciones para un uso amigable”, pueden llegar a dificultar el habla, la comunicación, pero explicó que, en general, “los niños se adaptan muy bien”.
El vicepresidente del comité de enfermedades infecciosas de la Academia Americana de Pediatría (AAP), Sean O'Leary, coincidió en la capacidad de adaptación de los niños y subrayó: “Escuchamos más quejas de los adultos que de los niños”.
2. Usar mascarillas reduce el oxígeno en sangre, causa muerte celular y daño neuronal en niños: Falso
Szabó afirma que “a los pocos minutos de tener puesto un tapabocas que tape también la nariz” se produce hipoxemia, es decir, una baja en el nivel de oxígeno en sangre, así como “un montón de situaciones metabólicas anómalas y muerte celular”. La pediatra asegura que “en un niño en pleno desarrollo, esta muerte celular se produce a nivel del cerebro y de las neuronas”.
AFP Factual ha verificado en varias ocasiones desinformación sobre el supuesto vínculo entre el uso de tapabocas y la falta de oxígeno (1, 2, 3).
Expertos consultados indican que el uso de cubrebocas bien manipulados no produce infecciones pulmonares ni afecta el adecuado intercambio gaseoso al respirar.
En enero pasado, Emilio Herrrera, académico del programa de Fisiopatología de la Universidad de Chile, explicó a la AFP que los cubrebocas permiten un correcto intercambio gaseoso, por lo que descartó que las mascarillas produzcan falta de oxígeno. “Las mascarillas certificadas permiten el paso de todos los gases que componen el aire, en particular nitrógeno, oxígeno y dióxido de carbono, por lo que el aire que entra a la mascarilla y la boca/nariz se iguala rápidamente al aire ambiental”, detalló.
En febrero, el jefe de Neumología del hospital alemán Kloster Grasfchaft, Dominic Dellweg, señaló que para respirar con mascarilla “nuestros músculos respiratorios tienen que trabajar más”. Pero esto “no es una señal de falta de oxígeno en el cuerpo (...) El mayor esfuerzo [al respirar, NDLR] llega al cerebro como una señal de falta de aire a través de los receptores en los músculos respiratorios, aunque los valores de oxígeno y dióxido de carbono están en un rango normal”, añadió Dellweg.
Para otra verificación, Patricio Canales, jefe de la unidad cardiorrespiratoria de la carrera de Kinesiología en la Universidad de Santiago (Chile) indicó que las mascarillas de uso médico están certificadas para “permitir una respiración adecuada” mientras que las otras, como las de elaboración casera, “generalmente son bastante respirables, a menos que uno se ponga un nailon [plástico, NDLR] en la cara”.
AFP Factual ya verificó también afirmaciones sobre el supuesto daño que provocan las mascarillas en el cerebro de los niños.
Pablo Eguía, neurólogo y vocal de la Sociedad Española de Neurología, explicó a AFP Factual en octubre pasado que los tapabocas “no causan enfermedades neurodegenerativas ni demencias” y que “tampoco detienen el desarrollo cognitivo de los niños o de los adolescentes”.
Según el experto, aunque las células del cerebro “son extremadamente sensibles a la falta de oxígeno”, por lo que algunas “comienzan a morir en menos de cinco minutos después de interrumpirse el suministro de oxígeno”, “las mascarillas no producen este efecto, en ningún caso”.
Eguía comentó que los tejidos que componen las mascarillas filtran “partículas, no gases” y dado que tanto el oxígeno como el dióxido de carbono son gases, “circulan a través del tejido de la mascarilla”, con lo que no hay privación de oxígeno.
El médico jefe del Hospital Universitario del SARRE y miembro de la Sociedad alemana de Neumología y Medicina Respiratoria, Philipp Lepper, explicó a la AFP: “Una molécula de oxígeno tiene un tamaño de casi 260 picómetros (pm). El tamaño de los poros de las mascarillas quirúrgicas es de entre 100.000 y un millón de veces mayor que una molécula de oxígeno”.
3. Usar tapabocas aumenta la incidencia de enfermedades orales y respiratorias: Engañoso
“Estamos inhalando y exhalando saliva y gérmenes en un pedazo de tela. La humedad acumulada genera colonias de hongos y de bacterias y el chico vuelve a inhalar y exhalar sus virus una y otra vez”, asevera la pediatra en el video.
Daniel Pahua, académico de Salud Pública de la Universidad Autónoma de México (UNAM), explicó a AFP Factual para otra verificación sobre el tema: “Es factible que se dé esta situación, porque la función del tapabocas es servir como barrera para que no se disipen las gotitas de saliva cuando hablamos o tosemos. En condiciones normales los humanos tenemos bacterias normales en la boca y la cavidad nasal, y cuando hablamos, expulsamos gotitas de saliva. Ahí puede haber hongos o bacterias que se van a alojar en el cubrebocas”.
Sin embargo, agregó: “La mayoría de esos agentes no producen una enfermedad, porque son bacterias que tenemos en nuestra boca. A menos que seamos nosotros los que tenemos una enfermedad”.
En febrero pasado, Juan Sabatté, médico y doctor en microbiología e investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), de Argentina, detalló que retener algunos de los gérmenes que exhalamos es justamente la utilidad de los tapabocas, “no dejar pasar gérmenes o al menos disminuir notablemente su paso”.
“Esto no tiene consecuencias negativas para la salud, ya que la exhalación de gérmenes no constituye un mecanismo que genere ningún tipo de protección”, explicó el especialista. “La forma en la cual nuestro cuerpo elimina grandes cantidades de gérmenes presentes en la mucosa nasal y en todo el tracto respiratorio es ‘atrapándolos’ en el moco, el cual es barrido hacia la faringe (garganta), luego deglutido y los microorganismos son finalmente destruidos en el estómago, por efecto de la acidez y la actividad de diferentes secreciones digestivas”, añadió.
Por otra parte, Sabatté señaló que el riesgo de que los microorganismos atrapados en la mascarilla reingresen al cuerpo “no ha sido debidamente estudiado” y agregó que, aunque así fuera, esto no tendría gran relevancia. “Esos gérmenes ya están en nuestro tracto respiratorio y la exhalación de ninguna manera los elimina en forma considerable”, reiteró.
El especialista argentino además detalló que “el tracto respiratorio posee una enorme cantidad de microorganismos que conforman la llamada flora normal microbiana y la cantidad de éstos que exhalamos es ínfima”.
Carolina Herrera, expresidenta de la Sociedad Chilena de Enfermedades Respiratorias, explicó a AFP Factual que la mayoría de los gérmenes de la cavidad oral “son comensales, es decir, son inofensivos a la salud” y añadió que “los gérmenes que uno exhala no son ningún problema [para la salud]”.
Ante la consulta de si al quedar en la mascarilla estos gérmenes podrían reingresar al organismo y causar enfermedades, Herrera respondió: “Categóricamente, la respuesta es no”.
4. Los asintomáticos no contagian: Falso
La pediatra propone modificar los protocolos vigentes en las escuelas para hacer “lo que siempre se ha hecho”: únicamente limitar el ingreso a niños o docentes enfermos. “De esta manera se van a evitar todo tipo de contagios ya que sabemos perfectamente que los asintomáticos no contagian”, asegura.
Un paciente asintomático es alguien que “se contagia de la enfermedad, pero no presenta síntomas de ningún tipo”, explicó a AFP Factual en febrero pasado el médico inmunólogo Arturo Borzutzky, docente de la Universidad Católica de Chile. Esa ausencia de síntomas depende de múltiples factores como la edad y eficiencia del sistema inmunológico, entre otros, detalló.
También lo definió así el infectólogo Juan Carlos Cataño, profesor de la colombiana Universidad de Antioquia, para esta verificación. Entonces aseguró que al tener una mejor respuesta ante el contagio, el paciente asintomático no presenta efectos negativos tan severos y tan visibles como en otras personas.
Para el caso del covid-19, causado por el virus SARS-CoV-2, la OMS señala que “tengan o no tengan síntomas, las personas infectadas pueden transmitir el virus a otras personas”, aunque, aclara que, para el caso de los que nunca desarrollan síntomas, “no está claro aún con qué frecuencia ocurre esto, por lo que es preciso seguir investigando a ese respecto”.
Los Centros para el Control y Prevención de las Enfermedades de Estados Unidos (CDC) también confirman la transmisión del virus de manera asintomática, agregando, no obstante, que “los casos asintomáticos son difíciles de identificar y la transmisión es difícil de observar y cuantificar”.
De acuerdo con el epidemiólogo Jorge Rodríguez, profesor e investigador del Instituto de Salud Pública de la Universidad Javeriana, en Colombia, en casi todas las patologías virósicas se encuentran pacientes con formas leves de la enfermedad o asintomáticos y pueden “potencialmente transmitirlo a otras personas”. Para Rodríguez, es completamente errado afirmar que un paciente asintomático no contagia el coronavirus.
Cataño afirmó que “los asintomáticos tienen el virus y por tanto son capaces de transmitirlo”. Además explicó a la AFP que los casos asintomáticos en otros virus respiratorios no han sido tan estudiados ni tenidos en cuenta como en el nuevo coronavirus, cuya capacidad infecciosa es mayor.
La afirmación de que los asintomáticos no contagian ha sido verificada como falsa por AFP Factual en numerosas ocasiones (1, 2, 3).
Esta desinformación también fue verificada por el equipo de Chequeado.
En conclusión, son falsas o engañosas las afirmaciones de la pediatra argentina Liliana Szabó en el canal digital Toda la Verdad Primero sobre el supuesto perjuicio del uso de las mascarillas, en particular en niños, y de la inocuidad de los pacientes asintomáticos en el contagio del covid-19.
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