Mascarillas protectoras FFP2 a la venta en un mercado de Berlín el 13 de abril de 2021 (David Gannon / AFP)
Mascarillas protectoras FFP2 a la venta en un mercado de Berlín el 13 de abril de 2021 (David Gannon / AFP)

Los hilos negros en las mascarillas no son parásitos, sino inofensivas fibras textiles

Videos con experimentos que supuestamente demuestran que las mascarillas esconden parásitos en su interior han sido difundidos miles de veces en redes sociales al menos desde fines de marzo. En las secuencias, compartidas en varios idiomas, se pueden ver pequeños hilos negros que, en algunos casos, se mueven. Sin embargo, expertos consultados por la AFP que recrearon las pruebas aseguraron que lo que se observa no son organismos vivos, sino fibras que se adhieren a la mascarilla y que se mueven por corrientes de aire o por efecto de la electricidad estática.

Los distintos videos circulan en Facebook (1, 2), Instagram, Twitter (1, 2) y también fueron enviados al WhatsApp de AFP Factual para su verificación. “Muchas cuidados [sic] con los gusanos en las mascarillas chinas”, advierten algunas entradas. Además, algunas secuencias (1, 2, 3) detallan que los tapabocas vienen con unos “parásitos” a los que denominan “morgellons”. 

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Capturas de pantalla realizadas el 14 de abril de 2021 de publicaciones en Twitter y Facebook

Entre los videos viralizados, unos muestran a personas que utilizan teléfonos y microscopios para ampliar la imagen de las mascarillas, mientras que en otros usan además agua caliente o vapor de agua para “activar” los supuestos parásitos. 

En todos los casos el resultado es el mismo: la cámara termina enfocando pequeños hilos negros que se mueven dentro de la tela de la mascarilla. 

Entradas similares circulan en inglés, alemán, francés, serbio y portugués.

Experimentos

Imitando el método usado en varios de los videos, un periodista de la AFP se valió del zoom del teléfono sobre varios objetos cotidianos y comprobó que en ellos también es posible ver hilos negros: 

AFP también pidió a expertos de distintos países que replicaran los experimentos de los videos y explicaran sus resultados.

Jana Nebesarova, profesora adjunta del laboratorio de microscopía electrónica del Centro Biológico de la Academia Checa de Ciencias, declaró a la AFP el pasado 31 de marzo: "Lo más probable es que sean trozos de tela. El aire está lleno de estos fragmentos de tela que flotan libremente junto con polen, moho, partes de células muertas de nuestra piel, partes microscópicas de tierra, etc”. La profesora explicó que las mascarillas "pueden contener hilos que llegaron a ellas durante el proceso de fabricación o durante su manipulación justo antes de que fueran utilizados”. 

En cualquier caso, no son peligrosos para una persona sana; son cosas que respiramos todos los días y nuestro epitelio ciliado, que recubre nuestro sistema respiratorio, sabe lidiar muy bien con estas partículas microscópicas extrañas", añadió.

Marina Jovanovic, experta en ciencias biológicas e investigadora asociada en el Instituto de Química General y Física de Belgrado, cuestionó las condiciones de los "experimentos" mostrados en los videos y recreó la prueba a pedido de la AFP:

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Jovanovic explicó que, en condiciones reales de laboratorio, un trozo de mascarilla en el microscopio debe colocarse al menos entre dos capas de vidrio y no debe tocarse constantemente con la mano, como ocurre en los videos que se han compartido en redes sociales. Pero, para parecerse a los experimentos viralizados, Jovanovic dijo que en su reproducción no se siguieron las condiciones de laboratorio.

"Cuando nos ponemos una mascarilla, la tocamos con las manos, tenemos gérmenes en las manos, tocamos diferentes superficies que pueden contener microorganismos. Además de los microbios, es posible transferir residuos a la mascarilla, como pelos, fibras vegetales y otras impurezas. Lo que vimos bajo el microscopio en una mascarilla usada no son parásitos ni nada vivo. Es sólo material sobrante", dijo.

Jeffrey Marlow, profesor adjunto de biología en la Universidad de Boston, también repitió el experimento y dijo a la AFP que solo encontró "hebras" en una mascarilla nueva. 

"Al sacar una mascarilla nueva de la bolsa y mirarla bajo un microscopio vertical Nikon a 80x, vi una red de hebras claras y translúcidas. Aproximadamente una o dos veces cada centímetro cuadrado, había hebras más oscuras, cortas y a menudo enroscadas. Durante los 10 minutos que duró mi observación en el laboratorio, ninguno de los filamentos de la máscara se movió", dijo en un correo electrónico.

Por su parte, Christian Scarlach, portavoz del fabricante alemán D/Maske dijo a la AFP que "las mascarillas con una buena eficacia de filtrado bacteriano tienen una carga electrostática especialmente alta". Esto, explicó, les permite atraer y capturar pequeñas partículas en el tejido.

Lo mismo ocurre con el entorno en el que se almacena la máscara. "La carga electrostática atrae y filtra las fibras. Por ejemplo, si se lleva una máscara en el bolsillo, las fibras se adhieren automáticamente a la máscara", detalló.

Pero, ¿por qué se mueven?

Los expertos consultados concuerdan en que estas fibras se mueven por electricidad estática, por el efecto del vapor, o porque son tan livianas que son llevadas por corrientes de aire que los seres humanos normalmente no alcanzan a percibir. 

El físico rumano Cristian Presură, investigador principal del Laboratorio de Investigación Phillips en Eindhoven, en un video publicado en YouTube el 2 de abril pasado, también negó la afirmación de que las fibras fueran parásitos. “No hay gusanos, pero tenemos fibras textiles negras”, concluyó, tras hacer pruebas en varias telas.

 “Aquí vemos cómo, tras ser sometidos al vapor, esas pequeñas cosas negras parecen moverse, como si se contorsionaran, como si cobraran vida”, describe en el video. “¿Por qué se mueve? Porque el vapor que aún está en la mascarilla se eleva y de este modo pone en movimiento lo que creo que es una fibra textil", sostuvo, y detalló que estas fibras reaccionan a cambios ambientales.

En algunas secuencias se usa agua caliente para “activar” los “parásitos” que supuestamente se encuentran en los tapabocas. "Cuando intentas tomar un objeto en una piscina, este se aleja de ti porque has creado una onda con tu mano. Del mismo modo, cuando te acercas a un hilo con la punta de unas pinzas, creas una onda en la gota de agua y el hilo se mueve. Sin embargo, eso no demuestra en absoluto que la partícula esté viva o sea capaz de moverse por sí misma", explicó la profesora Nebesarova.

Morgellons

Los videos que aseguran que los hilos negros son “parásitos” llamados “morgellons” hacen referencia a una patología controvertida que algunos científicos han calificado como delirio psicótico. Quienes dicen padecerla afirman sentir filamentos debajo de la piel, como parásitos. 

La enfermedad de Morgellon es una afección cutánea controvertida e inexplicable”, se lee en el sitio web de la Clínica Mayo, de Estados Unidos. 

"Este fenómeno ha sido denominado por los propios pacientes como 'enfermedad de Morgellons', aunque se carece de pruebas médicas de su existencia", dice un artículo publicado en 2010 por la Sociedad Alemana de Dermatología.

Desde el comienzo de la pandemia, AFP Factual ha verificado decenas de contenidos sobre las mascarillas (1, 2, 3, 4, 5). 

Los videos de los supuestos gusanos en los tapabocas también han sido verificados por los equipos de Newtral y RTVE, de España.

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