La segunda ola de gripe española fue la más letal, pero no por abandonar las precauciones
- Este artículo data de hace más de un año.
- Publicado el 7 de julio de 2020 a las 19:35
- Modificado el 15 de octubre de 2020 a las 11:08
- 7 minutos de lectura
- Por AFP España, Sonia GONZALEZ
Copyright © AFP 2017-2024. Cualquier uso comercial de este contenido requiere una suscripción. Haga clic aquí para obtener más información.
El mensaje se compartió más de 3.600 veces en Facebook (1, 2, 3, 4) al menos desde el 19 de mayo pasado. Según la herramienta CrowdTangle, circuló sobre todo entre usuarios de España, donde el 21 de junio se levantó el estado de alarma vigente desde marzo, coincidiendo con el desconfinamiento en otros países europeos.
De acuerdo con el relato, difundido también en Instagram y en Twitter, la mayoría de las muertes de la gripe española de 1918 “se produjeron durante la segunda ola de contaminación” debido a que “la población soportaba tan mal la cuarentena y las medidas de distanciamiento social que, cuando tuvo lugar el primer de-confinamiento, la población comenzó a alegrarse en las calles, abandonando todas las precauciones”.
La misma teoría se compartió miles de veces en inglés, francés y portugués.
La consulta sobre la veracidad de estas afirmaciones llegó al WhatsApp de AFP Factual.
La ola más letal
La conocida como “gripe española” provocó al menos 50 millones de muertes e infectó a unos 500 millones de personas en todo el mundo entre 1918 y 1919, como recuerdan los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos
El nuevo patógeno empezó a diseminarse en campamentos militares de Estados Unidos en marzo y abril de 1918, cuando la Primera Guerra Mundial (1914-1918) aún estaba en curso. Este contexto explica la llegada del virus, a través de las tropas, a Europa. También explica que los países beligerantes, en un intento de mantener la moral de los soldados y de la población en general, restringieran la información sobre esta epidemia, como fue reportado, incluso evocando una censura. En cambio, España, que se declaró neutral al iniciarse el conflicto internacional, sí informó sobre la enfermedad desde mayo, cuando empezaron a registrarse casos en Madrid. Medios de otros países reportaban sobre la gripe limitándola a España, lo que le valió el sobrenombre de “gripe española”.
La primera ola, dada por terminada en julio, tuvo un impacto heterogéneo en el mundo y los casos de enfermedad fueron “mucho más leves que los que se observarían durante las dos olas siguientes”, recuerdan los CDC.
La segunda ola se detectó también en un campamento militar estadounidense, Camp Devens, en las afueras de Boston, en septiembre de 1918 y se le atribuye la mayoría de las muertes de la pandemia.
Este nuevo brote “apareció, al mismo tiempo en Europa, en América y en Asia y esta fue la verdadera pandemia de gripe de 1918”, destacó en un correo electrónico enviado a AFP Factual Anton Erkoreka, director del Museo Vasco de Historia de la Medicina, destacando que éste “mató en todo el mundo, en otoño [boreal], a unos 40 millones de personas”.
El punto máximo de esta ola en Estados Unidos fue entre septiembre y noviembre, recuerdan los CDC. El tercer brote surgió a inicios de 1919 y “si bien fue grave, esta ola no fue tan mortal como la segunda”, de acuerdo con la misma fuente.
¿La población abandonó las precauciones?
Pero, ¿puede explicarse la alta letalidad de ese segundo brote por la despreocupación de la población? “Eso es un sinsentido”, aseguró a AFP Factual John Barry, autor del libro “La gran gripe. La historia de la pandemia más mortal de la historia”. En su opinión, la principal causa de la mayor mortalidad fue el propio virus. “El virus mutó y se volvió mucho más letal. De hecho, la segunda oleada fue tan virulenta que una minoría de virólogos cree que se trató de dos virus totalmente diferentes”, explicó por correo electrónico Barry, quien ha participado en diferentes órganos consultivos sobre enfermedades de las autoridades estadounidenses.
“Posiblemente alguna de las cepas del virus influenza, responsable de la gripe española, mutó, se hizo más virulento y selectivo y provocó la hecatombe que ocurrió en todo el hemisferio norte entre septiembre y noviembre de 1918”, coincidió Anton Erkoreka. A esa nueva virulencia de la influenza se añadirían “su capacidad para matar sobre todo a adultos jóvenes, entre 20 y 35 años; y por supuesto las condiciones inhumanas en las que vivían millones de soldados en los frentes de guerra”, añadió.
El segundo brote de la gripe española “no se debió a un ‘desconfinamiento’, pues no hubo un confinamiento durante la primera fase”, explicó a la AFP Freddy Vinet, profesor en la Universidad Paul Valéry de Montpellier, en Francia. Vinet, autor también de una obra sobre esa pandemia del siglo XX, “La grande grippe. 1918, la pire épidémie du siècle”, explicó:
“En realidad, las sociedades de 1918 no tenían medios para ‘confinarse’ en la forma en que lo hemos hecho nosotros”, destacó, poniendo como ejemplo la ausencia de refrigeradores y la falta de telecomunicaciones. En esta emisión de la radio pública francesa, Vinet recordaba también que, en 1918, el contexto bélico obligaba a gran parte de la población en varios países a trabajar sin parar. Muchos ciudadanos no se permitían descansar -“y el principal medicamento [para la gripe], como decían claramente los médicos en esa época, es el reposo”- hasta que ya era demasiado tarde, contó.
“En la primera onda de 1918 no se impusieron mascarillas ni medidas especiales de una manera generalizada. En muchos países de Europa pasó desapercibida”, apuntó por su lado Erkoreka.
Las situaciones de 1918 “y las actuales no tienen nada que ver”, señaló asimismo José Luis Betrán, profesor de Historia Moderna de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). “Ni la medicina ni los sistemas de sanidad publicos tenian el desarrollo actual, ni la población contaba con los medios de comunicación que tenemos hoy en dia para ser informados de lo que debemos hacer y tomar conciencia individualmente de los riesgos”, apuntó en un correo electrónico enviado a AFP Factual. Por ello, considera que no se puede acusar a la población de haberse relajado.
Betrán señaló también otras circunstancias que pudieron contribuir a la propagación del virus en esos meses, y de las que habló en este artículo. En España, por ejemplo, el inicio del segundo brote coincidió con el regreso a la península Ibérica de los temporeros de la vendimia francesa, en septiembre, y con el relevo de los soldados que cumplían el servicio militar. A partir de noviembre también se produjo “el retorno de las tropas combatientes durante la Primera Guerra Mundial a sus países”.
A eso se sumarían “las malas condiciones higiénicas de muchas ciudades” y “el bajo número de médicos en las zonas rurales, todavía muy pobladas en aquellos años”, detalló.
No obstante, “la situación varió mucho entre países y en el interior de los países”, explicó Vinet a AFP Factual.
Ejemplo de esas diferencias sería la ciudad estadounidense de Filadelfia, que ordenó el cierre de colegios, iglesias y otros lugares públicos el 3 de octubre de 1918, después de que un desfile gubernamental para promover bonos estatales destinados a financiar la Primera Guerra Mundial provocara un brote de contagios. En Saint Louis, al contrario, el desfile se canceló y se introdujeron medidas para favorecer el distanciamiento social.
Medidas de prevención
Aunque entre 1918 y 1920 no se impusieron confinamientos como los vividos en gran parte del planeta en 2020, sí se adoptaron algunas medidas de prevención que, según ciertos estudios, contribuyeron a evitar un mayor número de muertes.
Según un análisis publicado este año por la Loyola University Medical Center de Estados Unidos, las ciudades que entonces adoptaron medidas de prevención tempranas, como el cierre de escuelas e iglesias, la prohibición de grandes concentraciones o el aislamiento de enfermos, registraron menores tasas de contagio y de mortalidad que las ciudades que establecieron menos restricciones o lo hicieron más tarde.
Investigadores de la Universidad de Princeton compararon en un estudio publicado en 2007 el exceso de mortalidad por gripe y neumonía en 17 ciudades de Estados Unidos durante el brote de influenza del otoño boreal de 1918. Llegaron a la conclusión de que la implementación de medidas para evitar los contagios pueden reducir “significativamente” la tasa de transmisión de la enfermedad mientras permanezcan vigentes. No obstante, el estudio señala que las evidencias de estos hallazgos son limitadas, al basarse en “observaciones históricas y contemporáneas en lugar de en estudios controlados”.
En conclusión, aunque es cierto que el segundo brote de la gripe de 1918 sí fue el más mortífero, no puede decirse que fuera provocado por la falta de prevención de la población tras un primer confinamiento.
AFP Factual ya verificó otras publicaciones engañosas sobre la gripe de 1918-1919 aparecidas en medio de la pandemia de COVID-19, como esta y esta.
EDIT 15/10: Corrige el último enlace.
¿Duda sobre la veracidad de una información, una foto o un video?
Contáctenos