La aparición de tecnologías de comunicación no se vincula a brotes epidémicos

Una publicación que relaciona varios brotes de virus epidémicos en los últimos cien años con la introducción de nuevas tecnologías de telecomunicaciones ha sido compartida miles de veces en redes sociales desde el 21 de marzo pasado. Sin embargo, las autoridades sanitarias y los expertos tecnológicos afirman que no hay vinculación directa entre los eventos.

5G y coronavirus en 2019, 4G y H1N1 en 2009, 3G e influenza en 1998, 2G y cólera en 1991, y 1G e influenza en 1979, señalan diversas imágenes (1, 2) al vincular diferentes tecnologías de comunicación en su supuesto año de lanzamiento o de despliegue con un brote epidémico ocurrido entonces. Además relaciona la gripe española de 1918 con la introducción de las ondas de radio.

Termina con la frase: “Cada vez que el mundo tiene una actualización/mejora en su campo electromagnético”.

Algunas publicaciones acompañan la imagen con frases como Virus y electrificación de la Tierra” o Detrás de las GRANDES REVOLUCIONES INDUSTRIALES Y TECNOLÓGICAS, siempre han habido ENFERMEDADES, PANDEMIAS, entre otros…”.

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Captura de pantalla de una publicación en Facebook realizada el 5 de mayo de 2020

En inglés la publicación también circuló con un mensaje similar.

Pero, ¿qué ocurrió en los años señalados en la publicación? A continuación analizamos las coincidencias entre las fechas, los brotes epidémicos y la implementación de las diferentes generaciones de comunicación.

1918 - Ondas de radio y gripe española

Mientras los primeros casos de la llamada gripe española sí se detectaron en 1918, en Kansas (Estados Unidos), la “introducción de ondas de radio” ocurrió antes.

La emisión de la radio comenzó a finales del siglo XIX en Europa, con la patente del italiano Guillermo Marconi. El 17 de diciembre de 1901, el New York Times anunció la invención como “la más maravillosa conquista de los tiempos modernos”.

Para 1918, el avance radiofónico ocurrió con la invención del  superheterodino, un receptor patentado por el neoyorquino Edwin Howard Armstrong, quien en 1933 inventó la FM.

1979 - 1G e "influenza"

La primera generación de tecnología móvil o 1G arrancó a finales de los años 70 y Japón fue el país pionero en su implantación. Su despliegue mundial, sin embargo, se marca en la década de los años 80.

En 1979 se registró un brote de gripe similar a la gripe de Hong Kong de 1968, aunque según esta publicación científica podría ser también un subtipo de la cepa H1N1 en animales, que llegó a finales de la década de los 70 a Europa procedente de Estados Unidos.

1991 - 2G y cólera

Los sistemas de comunicación de segunda generación (2G) comenzaron su despliegue en 1991 en todo el mundo.

En 1991 el brote más grave de cólera se registró en Perú, con casi 3.000 muertos y más de 320.000 casos sospechosos, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). La OMS no recopila en su artículo sobre la enfermedad más brotes en el año señalado.

1998 - 3G e influenza

El nacimiento de la tecnología 3G se sitúa más bien en 2001, con una implantación progresiva en las diferentes regiones. En 2002, se calcula que estaban abonadas a esta tecnología 788 millones de personas en 169 países. 

En cuanto a la gripe a la que hace referencia la publicación viral, hubo un brote del virus H3N2 en cerdos en 1998 y otro de gripe aviar en 1997 (aunque este apenas afectó a seres humanos). Entrado ya el siglo XXI hubo epidemias virales como el SRAS o el ya mencionado H3N2 en humanos.

2009 - 4G y H1N1

En 2010 la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) dio salida a la cuarta generación o 4G. Suecia fue pionera en su implantación, seguida de Estados Unidos, Japón, Corea del Sur o China.

El brote del virus H1N1, también conocido como “gripe porcina” o “gripe A” fue la primera pandemia que en 2009 declaró la OMS en el siglo XXI.

2019 - 5G y nuevo coronavirus

La quinta generación (5G) provoca, desde antes de su lanzamiento, desconfianza en algunos ciudadanos. Varias torres 5G fueron atacadas en Reino Unido.

Corea del Sur lanzó la primera red nacional de telefonía móvil de quinta generación o 5G en abril de 2019. Pero, los primeros registros del nuevo coronavirus aparecieron en diciembre de 2019 en China. Corea del Sur, donde también hubo casos, se reveló como un ejemplo en el combate del virus.

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Manifestación contra la tecnología 5G frente al Parlamento de Suiza, en Berna, el 21 de septiembre de 2019

¿Qué dicen los expertos?

Expertos consultados por AFP Factual consideran que no hay evidencia científica que determine que las redes de 5G sean las causantes del brote de COVID-19, ni que previos avances tecnológicos estuvieran vinculados con anteriores brotes epidémicos

“Los virus no se desplazan por las ondas electromagnéticas ni las redes de telefonía móvil. La COVID-19 se está propagando en numerosos países en los que no existe una red 5G”, dice la Organización Mundial de la Salud (OMS) al recordar que el virus “se transmite a través de gotículas minúsculas de secreciones respiratorias expulsadas cuando una persona infectada tose, estornuda o habla”.

Tanto la OMS como la plataforma española Salud sin Bulos han recalcado que las generaciones anteriores de teléfonos móviles no provocan cáncer ni tienen riesgos para la salud. 

Según la plataforma española, las ondas de teléfonos móviles son “electromagnéticas no ionizantes (son de baja energía, no son capaces de ionizar la materia con la que interactúan)”, mientras que, por ejemplo, los rayos X son “ionizantes”“sí tienen interacción sobre la materia”. Las ondas no ionizantes lo que hacen “es calentar, como, por ejemplo, un microondas, pero en el caso del móvil es aún más débil y no se ha podido probar ningún otro efecto en nuestros tejidos”.

Teniendo en cuenta los muy bajos niveles de exposición y los resultados de investigaciones reunidos hasta el momento, no hay ninguna prueba científica convincente de que las débiles señales de RF [radiofrecuencia, NDLR] procedentes de las estaciones de base y de las redes inalámbricas tengan efectos adversos en la salud”, concluye la OMS.

El Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos, indica en su “Diccionario de cáncer” que respecto a la radiación no ionizante “se ha establecido que la mayoría de tipos de radiación no ionizante no producen cáncer”.

Afirmaciones sin base

“No hay forma de que haya relación entre 5G y COVID-19 y ninguna razón por la que estas estúpidas afirmaciones tengan que ser consideradas seriamente”, señaló el doctor e investigador oncólogo irlandés David Robert Grimes en un correo electrónico enviado a la AFP el 20 de abril pasado.

Y agregó: “No hay absolutamente ningún modo en que los virus puedan transportarse en ondas de radio y quien mantenga eso tiene una comprensión dudosa de biología, física y medicina”

Grimes explicó que la única diferencia entre la tecnología 5G y la actual 4G es una mayor frecuencia de datos. La tecnología 5G refiere a la quinta generación de telefonía móvil que prevé ofrecer mayor velocidad, con acceso más rápido a los contenidos y la posibilidad de hacer circular miles de millones de datos sin atascos, además de permitir a los equipos electrónicos conectarse entre sí.

Aunque la información digital que contienen sea muy diferente, desde el punto de vista electromagnético una señal 5G y una 4G son básicamente lo mismo”, explicó el director del Observatorio Nacional de 5G español (con participación pública), Federico Ruiz, en correo electrónico a AFP Factual el 30 de abril.

A su vez, el experto descartó una vinculación de las epidemias pasadas con los avances tecnológicos: “Se aventuran teorías de que las epidemias no están provocadas por virus y sí por supuestas perturbaciones del campo magnético de la Tierra… Es delirante”. 

De su lado, el doctor Julio Bonis, vocal del Colegio de Médicos de Madrid, sentenció que “no hay evidencias” de que un virus pueda empeorar por un avance tecnológico. La correlación entre brote o epidemia y la tecnología que hacen las publicaciones citadas, “no tiene base científica alguna, es una correlación espuria”. En correo electrónico a AFP Factual, Bonis puso como ejemplo de correlación espuria aquella “entre el número de películas en las que apareció Nicolas Cage y el número de muertos por ahogamiento en piscinas en Estados Unidos”.

“Las telecomunicaciones modernas utilizan radiofrecuencia ligera, que se ha usado durante décadas. (...) Los abundantes datos biofísicos y epidemiológicos que tenemos hasta la fecha dicen que estas tecnologías no tienen un impacto que se pueda medir en nuestra salud física”, explicó de su lado Grimes.

El médico irlandés añadió: “Simplemente no hay base biofísica en ninguna de las afirmaciones que hacen los teóricos de la conspiración y no se merecen el oxígeno de la publicidad”.“No se me ocurre ningún mecanismo por el que pueda establecerse relación entre el uso de 5G y un virus”, insistió.

Ruiz resaltó, además, que por ejemplo no hay despliegue de la 5G en Irán, “un país bastante afectado”, con más de 7.200 muertos a causa del nuevo coronavirus al 19 de mayo.

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Bomberos iraníes desinfectan una calle de Teherán para frenar la propagación del nuevo coronavirus, el 13 de marzo de 2020

“No se ha observado en los seres vivos expuestos a ondas 5G ninguna alteración respiratoria ni del metabolismo energético a nivel celular. Mucho menos las alteraciones respiratorias dramáticas propias de la neumonía por SARS-CoV-2”, destacó a AFP Factual el doctor Luis A. Pérez Romasanta, jefe de Oncología Radioterápica en el Complejo Asistencial Universitario de Salamanca. 

AFP Factual ya verificó afirmaciones de que el surgimiento del nuevo coronavirus correspondería a un patrón cada cien años de brotes virales.

Por tanto, según los expertos consultados, no hay vinculación científica entre pasados brotes epidémicos y avances tecnológicos, ni entre la tecnología 5G recientemente desplegada en diversas partes del mundo y el nuevo coronavirus. Además, los años señalados en las publicaciones virales para el despliegue de una tecnología un brote epidémico no siempre coinciden. 

*Esta verificación fue realizada en base a la información científica y oficial sobre el nuevo coronavirus disponible a la fecha de esta publicación.

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