Una mujer cuenta bolívares en efectivo en un mercado callejero ubicado en la comunidad José Félix Ribas en Petare, Caracas ( AFP / FEDERICO PARRA)

¿Venezuela llegó a ser la quinta economía del mundo?

  • Este artículo data de hace más de un año.
  • Publicado el 17 de enero de 2023 a las 19:15
  • 7 minutos de lectura
  • Por AFP Colombia
En redes sociales es común encontrar publicaciones en los últimos años, incluido en 2023, que aseguran que Venezuela alcanzó a ser durante mediados del siglo XX “la quinta economía mundial”, para remarcar la crisis económica y social que vive el país suramericano en comparación con otros de características similares. AFP Factual revisó esa afirmación junto a expertos, que precisaron que, si bien es cierto que el PIB per cápita venezolano fue uno de los más altos en ese periodo, es impreciso decir que los avances en ese indicador de riqueza implicaron tal grado de desarrollo.

Acuérdate que alguna vez Venezuela era la quinta economía mundial”, “Venezuela es país más RICO del mundo en recursos naturales y fue la QUINTA ECONOMÍA MUNDIAL” o “a mediados del siglo pasado Qatar era uno de los países más pobres del mundo, mientras que Venezuela llegó a ser la 5ta economía”, dicen entradas en Twitter (1, 2, 3) y Facebook (1, 2, 3).

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Captura de pantalla de una publicación en Facebook hecha el 17 de enero de 2023

Luego de una bonanza petrolera iniciada en 1929, con ingresos de casi un billón de dólares solo entre 1999 y 2014, Venezuela enfrentó a partir de 2014 una aguda crisis económica y social tras el desplome de los precios del crudo, agravada por la imposición de una batería de sanciones internacionales por la reelección en 2019 de su presidente, Nicolás Maduro.

Después de años de recesión e hiperinflación que pulverizaron el poder adquisitivo, la economía venezolana registró entre 2021 y 2022 cinco trimestres de crecimiento producto de una dolarización informal y la flexibilización de controles.

Según una proyección del gobierno presentada el 12 de enero de 2023, la economía del país suramericano cerró 2022 con un crecimiento del 15%.

En este contexto, han circulado en redes sociales durante años publicaciones que critican la situación del país, al asegurar que llegó a ser durante su “boom petrolero” la “quinta economía del mundo”, una afirmación “simplista” y “que deja por fuera elementos importantes”, según expertos consultados por la AFP.

PIB per cápita

El indicador habitual para medir el tamaño de la economía de un país es el Producto Interno Bruto (PIB), que estima el valor de los bienes y servicios producidos durante un período determinado. Sin embargo, para comparar la economía de dos o más países, se suele revisar el PIB per cápita, es decir, lo que produce un territorio en relación a la cantidad de sus habitantes.

Leonardo Vera, economista y profesor de la Universidad Central de Venezuela (UCV), explicó a la AFP que hay datos que muestran que Venezuela tuvo un PIB per cápita “altísimo” entre finales de la década de 1940 y principios de la década de 1970, periodo que usan de referencia las publicaciones viralizadas en redes sociales.

Cuando se dice que es la quinta economía del mundo, es en términos de PIB per cápita, no en términos de PIB global. (...) Con referencia al tamaño de la población, Venezuela aparece [en esa época] entre los 10 primeros países con mayores PIB per cápita”, explicó.

Vera refirió el libro “25 años de desarrollo económico, de 1950 a 1975” del economista David Morawetz, publicado en inglés por el Banco Mundial (BM) en 1977. En la página 19, aparece un ranking de crecimiento de países en desarrollo a partir de su PIB per cápita. En el año 1950, efectivamente, Venezuela se encontraba en el puesto número tres, con 992 dólares.

De acuerdo con las bases de datos del BM disponibles en su sitio web, el PIB per cápita (a precios actuales) de Venezuela para 1961, el año con cifras disponibles más cercano a 1950, era de 968,8 dólares. La cifra ubicó a Venezuela en el puesto 19 entre los países con el mayor PIB per cápita y como el país latinoamericano con el dato más alto.

Sin embargo, al menos en las cuatro décadas siguientes y con base en los datos disponibles del BM, Venezuela no apareció entre las primeras cinco economías del mundo.

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Vista de un árbol decorado con billetes que ya no tienen valor -como resultado de la inflación-, ubicado frente a una gasolinera en Caracas en 2019 ( AFP/ Yuri Cortez)

No se puede “sobresimplificar”

Los expertos consultados por la AFP advirtieron que, más allá de las cifras, para aseverar que un determinado país es una de las primeras economías del mundo hay que contrastar los datos con el contexto local y global para darles significado.

El economista y decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), Ronald Balza, dijo que la narrativa de que Venezuela llegó a ser la quinta economía mundial “sobresimplifica demasiado” la comparación que hacen las entradas virales con países que también percibieron altos ingresos del petróleo, como Arabia Saudí o Catar.

Reducir el paralelo al PIB o PIB per cápita de cada país no es suficiente: deben tomarse en cuenta las dimensiones económicas, sociales y ambientales de cada país. “No es cuestión de hacer un Top 5 de la economías del mundo por PIB y omitir detalles”, añadió.

A mediados del siglo pasado, continuó el docente universitario, parte de Europa estaba transitando la época de la posguerra y buena parte estaba bajo la influencia y la amenaza de la entonces Unión Soviética. Eso favoreció que Venezuela se convirtiera en un destino de migración, lo que a su vez impulsó su crecimiento y avance tecnológico.

En ese entonces, era, además, un país petrolero “pequeño” cuyos gobernantes, los dictadores Juan Vicente Gómez (1908 - 1935) y Marcos Pérez Jiménez (1952 - 1958), mantenían buenas relaciones con Estados Unidos.

Comparar a Venezuela de hace 70 años con Catar de hoy y saltarse todos los eventos intermedios, como la crisis de la deuda externa y la caída de los precios del petróleo en los 80, las respuestas estatistas que les siguieron y las consecuencias de la medidas de ‘shock’ apoyadas por el FMI [Fondo Monetario Internacional] en los 90, deja muchos vacíos en la explicación”, señaló Balza.

Catalina Banko, doctora en Historia y autora de numerosas publicaciones de historia económica de Venezuela, explicó a la AFP que las economías de los años de la posguerra -de 1945 en adelante- quedaron muy debilitadas por la contienda y Venezuela se vio beneficiada por la demanda de petróleo y por la aplicación de un impuesto sobre la renta que proporcionó mayores ingresos al Estado.

Pero ya en la década de los 40 comienza a darse una cierta contracción, luego viene la guerra de Corea. En fin, hay ciertos elementos ahí a tomar en cuenta, pero en esos años no era un mérito extraordinario estar en un rango importante, digamos en términos comparativos”, comentó.

La docente universitaria resaltó la importancia de contextualizar los datos para entender qué significan. Señaló que si bien hay países que registran datos importantes, hay que “tomar en su justa medida estas variables”, porque no son indicadores de desarrollo, son indicadores de riqueza. Y añadió:

De la bonanza a la emergencia económica

Desde mediados de 1950 en adelante, Venezuela transitó un crecimiento industrial importante, incluso en el contexto de una crisis económica local que venía gestándose desde 1957, explicó Banko en un artículo publicado en el medio digital Prodavinci. Solo entre los años 1950 y 1957, hubo un crecimiento industrial del 11%.

Banko detalló a la AFP que de 1960 a 1973 hubo un crecimiento “lento pero sostenido” con precios del petróleo bastante bajos. Con la subida del crudo, se dio un crecimiento vertiginoso y se generaron deudas que el Estado no tuvo capacidad de atender, lo que devino en desequilibrios fiscales.

En ese entonces, el crecimiento se vio favorecido por una reforma tributaria que cambió la dinámica con la que se manejaban las empresas petroleras en el país, la firma del llamado Programa Mínimo de Gobierno en 1958, la política de industrialización a través de la sustitución de importaciones, bajo la tutela de una institución de planificación llamada Cordiplan, entre otros factores.

Es a partir del “viernes negro”, ocurrido en febrero de 1983, que el bolívar perdió su solidez como moneda, proceso que continúa hasta la actualidad.

En diciembre de 2017, luego de meses de advertencias por parte de firmas de análisis económico, el Banco Central de Venezuela (BCV) admitió que el país se encontraba en un período de hiperinflación de su economía, cuando los precios subieron 55,60% en un mes. Cinco meses después, Venezuela registró una inflación de tres cifras: 110,3% en mayo.

En agosto de 2018 se produjo la primera reconversión monetaria del periodo hiperinflacionario y de la época del chavismo. Surgió el bolívar soberano con cinco ceros menos.

Al año siguiente, el país registró una inflación acumulada anual del 7.374%. Durante el 2019, los venezolanos debieron enfrentarse a la crisis de servicios públicos y la llamada dolarización transaccional (1, 2).

Venezuela empezó a salir del ciclo hiperinflacionario en enero de 2021. Sin embargo, en octubre siguiente, entró en vigencia el bolívar digital, a partir de una nueva reconversión que suprimió seis ceros a la moneda.

En enero de 2023, el país cumplió 22 meses con variaciones porcentuales de inflación por debajo del 50%, número que marca el umbral de la hiperinflación. A pesar de los números bajos, la inflación mensual en diciembre se ubicó en 37,2%, mientras que la tasa de inflación anualizada del 2022 cerró en 305,7% según el Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF).

La institución advirtió que las pronunciadas aceleraciones de la inflación que se observan desde septiembre de 2022 “pudiesen colocar a la economía venezolana ante el peligro de un rebote hiperinflacionario”.

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