Publicaciones malinterpretan un estudio de la Universidad de Boston sobre la variante ómicron

Publicaciones compartidas cientos de veces en redes sociales desde el 17 de octubre de 2022 afirman que investigadores de la Universidad de Boston en Estados Unidos crearon una nueva y más mortal cepa del coronavirus. Pero los científicos de esa institución sostienen que las entradas interpretan erróneamente un estudio sobre la variante ómicron que se publicó antes de ser avalado por la comunidad científica. Expertos independientes explicaron a la AFP que la investigación no condujo al desarrollo de un virus más peligroso.

Quiero saber por qué la Universidad de Boston creó una cepa del COVID que va matar al 80% de las personas que se infecten? Cuál es el objetivo? Cual es la meta? Quién lo financia?”, señalan entradas en Facebook (1, 2) y Twitter (1).

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Captura de pantalla de una publicación de Facebook hecha el 24 de octubre de 2022

La desinformación también fue difundida en inglés en plataformas como Rumble, en la que se publicó un video que hacía referencia a un artículo del periódico Daily Mail del 17 de octubre de 2022. En él se asegura: “Investigadores estadounidenses han desarrollado una nueva cepa letal de covid en un laboratorio, haciéndose eco del tipo de experimentos que muchos temen que iniciaron la pandemia”.

El diario británico citó a expertos que cuestionaban la intención de Estados Unidos al ayudar a financiar una investigación de ganancia de función –cuando una mutación genética otorga a un organismo una nueva habilidad o función– que, según el Departamento de Salud y Servicios Humanos estadounidense, puede mejorar “la capacidad de un patógeno para causar enfermedades”.

Investigación malinterpretada

La Universidad de Boston (BU, por sus siglas en inglés) envió un comunicado a la AFP el 18 de octubre de 2022 en el que explicó que el Daily Mail y otras publicaciones malinterpretaron su investigación que se publicó como un estudio no revisado por pares, lo que quiere decir que aún no ha sido avalado por la comunidad científica.

Los medios sacaron una línea del resumen del artículo fuera de contexto”, dijo Ronald Corley, director del Laboratorio Nacional de Enfermedades Infecciosas Emergentes de la Universidad de Boston (NEIDL, por sus siglas en inglés), en una publicación del 17 de octubre de 2022 en el sitio web de la institución.

La AFP contactó al Daily Mail pero al momento de la publicación no obtuvo respuesta.

El estudio de BU se centró en la variante ómicron del covid-19 con el objetivo de determinar si su proteína espiga -la que ayuda que el virus entre en las células y las infecte- explica por qué causa una enfermedad menos grave a la de otras variantes.

La información se enfocó en este componente porque porta una gran cantidad de mutaciones y parece ayudar al virus a escapar de la inmunidad inducida por la vacuna. Los investigadores tomaron el gen de esta proteína de la ómicron (S) y lo agregaron al genoma de la cepa SARS-CoV-2 que se descubrió por primera vez en el estado de Washington (Estados Unidos) a principios de 2020, con lo que crearon una nueva variante del virus.

La universidad dijo que el estudio comenzó siendo realizado en un cultivo de tejidos y luego pasó a un modelo animal que utilizó ratones diseñados para ser altamente susceptibles al coronavirus. No se realizó ninguna prueba en humanos.

Los investigadores concluyeron que la proteína espiga no era el factor clave por el cual ómicron es menos mortal, y dijeron que era necesario examinar otras proteínas virales.

Entender esas proteínas conducirá a mejores diagnósticos y estrategias de manejo de enfermedades”, dijo Mohsan Saeed, investigador de NEIDL, en la publicación de BU del 17 de octubre.

Tasa de mortalidad

Las publicaciones hacen énfasis en el hecho de que, si bien ómicron causó infecciones leves y no fatales en los ratones, el virus creado para el estudio mató a 8 de cada 10 de ellos.

Ese 80% es a lo que se aferran los informes de los medios, tergiversando el estudio y sus objetivos”, señaló la Universidad de Boston en el artículo del 17 de octubre.

La universidad señaló que el virus creado con la proteína espigade ómicron no era más mortal que la cepa SARS-CoV-2 de Washington. De hecho, “esta investigación hizo que la replicación del virus fuera menos peligrosa”, recoge el comunicado de la universidad.

Craig Wilen, profesor de la Escuela de Medicina de Yale, coincidió con el comunicado. Basándose en el informe de investigación preliminar, Wilen dijo a la AFP el 19 de octubre que el virus modificado “era menos letal y tenía menos patógeno en ratones, y nos dio información importante”.

El experto aseguró que los detalles muestran que la cepa SARS-CoV-2 original “mata al 100% de los ratones” y que los investigadores “hicieron [la modificada] menos patogénica”.

Según Victor DiRita, presidente del Departamento de Microbiología y Genética Molecular de la Universidad Estatal de Michigan, hay pocas razones para pensar que tal experimento habría tenido resultados peligrosos.

Los investigadores no pusieron la proteína en un virus completamente diferente, sino que hicieron preguntas matizadas utilizando linajes estrechamente relacionados”, dijo a la AFP el 19 de octubre de 2022 en un correo electrónico.

Arturo Casadevall, catedrático de microbiología molecular e inmunología de la Universidad Johns Hopkins, dijo a la AFP el 19 de octubre de 2022 que la investigación era “razonable” y no creó una nueva cepa mortal.

Tomaron una parte del código ómicron que ya estaba circulando y lo pusieron en un virus que ya ha sido probado en gran parte de la humanidad”, dijo.

Ganancia de función

La investigación de ganancia de función es controversial. El gobierno de Estados Unidos pausó la financiación de ciertos tipos de estos trabajos en 2014, aunque la restricción se levantó en 2017 y se desarrollaron nuevos protocolos.

Si la investigación involucra “potenciales patógenos pandémicos” (o bacterias y virus que probablemente sean altamente transmisibles) requiere una mayor supervisión por parte del Departamento de Salud y Servicios Humanos.

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Un asistente de investigación prepara una reacción de PCR en un laboratorio en Nueva York, el 25 de agosto de 2022 ( AFP / Angela Weiss)

La Universidad de Boston dijo no debe considerarse su investigación como de “ganancia de función” porque “no amplificó la cepa del virus SARS-CoV-2 del estado de Washington ni la hizo más peligrosa”.

Sin embargo, algunos científicos cuestionaron esto y dijeron que los investigadores del estudio deberían haber entregado más detalles.

El epidemiólogo Marc Lipsitch de la Escuela de Salud Pública de Harvard dijo en un hilo en Twitter que considera que la investigación es una “ganancia de función” y que debería haberse divulgado. Sin embargo, su evaluación del “resultado final” fue que “existen al menos argumentos razonables de riesgo-beneficio a su favor si se realiza con la biocontención adecuada”.

En el comunicado del 17 de octubre, la Universidad de Boston dijo que la investigación “fue revisada y aprobada por el Comité Institucional de Bioseguridad (IBC), que consta de científicos y miembros de la comunidad local”. “También la Comisión de Salud Pública de Boston aprobó la investigación”, añadió la universidad.

DiRita, quien fue presidente de la Sociedad Estadounidense de Microbiología, dijo: “Parece que mantuvieron precauciones estrictas y apropiadas de nivel tres (de cuatro) de bioseguridad”.

En un comunicado enviado por correo electrónico a la AFP el 21 de octubre de 2022, el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID, por sus siglas en inglés) estadounidense, que forma parte de los Institutos Nacionales de Salud (NIH), dijo que estaba “examinando el asunto para determinar si la investigación realizada fue sujeta a la declaración de política de subvenciones de los NIH”.

Por su parte, la universidad dijo el 18 de octubre de 2022 que “cumplió con todas las obligaciones y protocolos regulatorios requeridos”, y sostuvo que si hubiera habido evidencia de que la investigación fuera una ganancia de función, sus protocolos habrían provocado que el proyecto “se detuviera e informara”.

Wilen, en tanto, dijo que este tipo de investigación es común en virología: “Esta es una investigación que se ha realizado durante muchos años para muchos virus”. “Todo el propósito es identificar partes específicas del virus, como, por ejemplo, la forma en que el virus evade el sistema inmunológico”, añadió.

También señaló que no considera que la investigación sea una “ganancia de función”, que hubiera hecho que el virus fuera más mortal. “Básicamente, no le dieron al virus una nueva propiedad”, comentó el profesor de Yale. "Son dos virus muy similares", sentenció, y explicó que para hacerlo más peligroso “habría que darle una nueva propiedad sin perjudicar otra”, es decir, incrementar el peligro de una de las propiedades sin disminuir el de otra, cosa que los expertos no hicieron en este caso.

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Marisha Goldhamer contribuyó en la elaboración de esta nota.

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