El Ministerio de Consumo no puntúa el jamón o el aceite, el sello Nutri-Score parte de un algoritmo

  • Este artículo data de hace más de un año.
  • Publicado el 29 de marzo de 2021 a las 16:14
  • 7 minutos de lectura
  • Por AFP España
Un artículo con el titular “El Ministerio de Consumo pretende calificar el jamón y el aceite como 'alimentos basura'”, publicado el 17 de febrero pasado y compartido unas 600 veces en redes sociales, informaba de las críticas de la Junta de Andalucía al sistema de etiquetado Nutri-Score que prevé implantar en 2021 el Gobierno español, para informar al consumidor de la calidad nutricional de los alimentos. Aunque las críticas de un consejero regional andaluz sí se produjeron, el titular de la noticia no es correcto: la calificación del sello Nutri-Score no depende del gobierno español, se calcula a partir de un algoritmo que revisará periódicamente un comité científico independiente.

La noticia fue compartida por usuarios en Facebook casi 600 veces, según la herramienta de medición de audiencias CrowdTangle.

La información posterior habla de cómo “el Gobierno andaluz se ha rebelado contra el semáforo nutricional que pretende implantar el Ministerio de Consumo (...) Dos de los productos más exportados de Andalucía, el aceite de oliva y el jamón ibérico, obtienen una C y una E, en naranja y rojo, y formarían parte del grupo de alimentos calificados como de consumo ocasional o desaconsejado, al mismo nivel que los llamados «alimentos basura»”. Para explicarlo, la publicación se remite a declaraciones del portavoz del Gobierno andaluz, Elías Bendodo, sobre el ministro de Consumo, Alberto Garzón, de la coalición Izquierda Unida: “Ahora vienen estos señores comunistas y nos dicen que hasta el jamón y el aceite son perjudiciales para la salud”, dijo.

Bendodo, consejero de la Presidencia regional y líder del Partido Popular (PP) en Málaga, realizó esas declaraciones el 16 de febrero pasado, sin hablar como tal de “alimentos basura”. El consejero, sin embargo, sí se refirió a los “ataques” a la economía andaluza por parte del Gobierno español.

El mismo día de sus declaraciones, la Junta de Andalucía, solicitó al Ejecutivo central que se valorase el “carácter saludable” del jamón ibérico y el aceite de oliva.

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Captura de pantalla de una publicación en Facebook, realizada el 29 de marzo de 2021

El sistema Nutri-Score

En noviembre de 2018, el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social español anunció la implantación en el país del etiquetado Nutri-Score, basado en un código de colores [del verde al rojo] y letras, de la A a la E”, en el que la A es la mejor calificación, asociada al color verde oscuro, y E la peor, con color rojo.

En el actual Ejecutivo, los ministerios de Sanidad y de Consumo operan por separado, a diferencia de lo que ocurría en 2018. Fuentes de prensa del Ministerio de Consumo aseguraron a la AFP que están preparando un proyecto de Real Decreto, primer paso para la aprobación definitiva del etiquetado, y que esperan que esté aprobado “a finales de 2021”.

El etiquetado se basa en el cálculo de un algoritmo desarrollado por equipos de investigación de la Universidad de Oxford, en el Reino Unido. En 2015, el Consejo Superior de Salud Pública de Francia estableció “los elementos del cálculo para ser adaptado a un etiquetado frontal” y condujo a la puntuación definitiva en la que se basa Nutri-Score.

El etiquetado Nutri-Score resume en cinco colores asociados a letras la calidad nutricional de un producto. El sistema atribuye una puntuación en función de la composición nutricional por 100 gramos o 100 mililitros de producto. Los nutrientes son considerados desfavorables (calorías, azúcares, grasas saturadas, sal) o favorables (frutas, verduras, fibras y proteínas), y en función de la cantidad de unos y otros surge la puntuación final. El cálculo del algoritmo puede realizarse en páginas como esta o esta.

La calificación parte un algoritmo

La nutricionista, epidemióloga e investigadora Pilar Galán, del Equipo de Epidemiología Nutricional (EREN) de la Universidad Sorbona París Norte, explicó a AFP Factual que Nutri-Score “se desarrolló sobre una base puramente científica”, a partir de un equipo “compuesto por investigadores independientes sin conflictos de interés”, entre los que ella se incluye, que trabajan con la Universidad de la Sorbona de París. Este equipo trabajó a partir del algoritmo creado por los equipos de Oxford.

“En el decreto francés por el que se implantó Nutri-Score en este país, “se indica que Nutri-Score es una marca registrada a nivel europeo, que es gestionada por la Agencia Francesa de Salud Pública”, según Galán.

A partir de ahí, otros países han adoptado el mismo sistema de etiquetado. “Para España, es el Ministerio de Consumo el encargado de la redacción del decreto”, dijo Galán, pero subrayó: “Solo puede haber un logotipo basado en los mismos elementos científicos. Los decretos son promulgados por cada Estado sobre las mismas bases”. Nutri-Score se utiliza ya en Bélgica, Alemania y Suiza, aparte de Francia, mientras que está en fase de desarrollo o implantación en España, Luxemburgo y Holanda.

La colocación de un etiquetado frontal como el de Nutri-Score es voluntaria, según la normativa europea sobre la información a los consumidores. El único etiquetado obligatorio es el referente a los ingredientes del alimento y sus cantidades, la fecha de duración del producto y su peso, las condiciones de conservación y consumo, y la información nutricional, además de otros detalles sobre su origen y el grado alcohólico, cuando aplique.

El Ministerio de Consumo español subrayó, en declaraciones telefónicas a AFP Factual, que el valor del etiquetado Nutri-Score “es que es científico, no vale que los países en función de sus intereses económicos modifiquen el algoritmo para premiar ciertos productos”. Nutri-Score “responde a lo que los científicos entienden que son valores nutricionales y hay un comité de científicos que es quien vela por que el algoritmo sea lo más saludable posible”.

Galán confirmó que un comité científico “compuesto por investigadores independientes de los siete países [donde Nutri-Score está implantado o en proceso de aplicación] trabaja sobre las posibles modificaciones del algoritmo en función exclusivamente del progreso de los conocimientos científicos y del interés de la salud pública”. Según este resumen de defensa del sistema, en 2017 se preveía que el comité científico tuviera reuniones cada tres años para actualizar el algoritmo si es necesario.

La finalidad de un logotipo nutricional como Nutri-Score, subraya el informe, en el que participó la doctora Galán, “no es clasificar los alimentos en sanos o no sanos en términos absolutos, como haría un logotipo binario”, sino “proporcionar a los consumidores una información, en valor relativo, que les permita poder comparar fácilmente la calidad nutricional de los alimentos”. La idea es “comparar los alimentos entre sí en la misma categoría y entre los alimentos de distintas categorías pero que se consumen en las mismas condiciones”, como los cereales entre ellos o los aceites entre ellos, según el otro texto mencionado.

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Un trabajador de una fábrica tradicional de aceite de oliva en Jimena, en Jaén, en 2011 (Jorge Guerrero / Archivos / AFP)

El jamón y el aceite

El informe citado sobre Nutri-Score considera “perfectamente normal que el [queso] roquefort o el jamón serrano se clasifiquen E por su riqueza en grasas saturadas y en sal”.

Galán amplió la explicación sobre el jamón o los quesos, “clasificados en su mayoría como D o E debido a su alta densidad calórica y a sus niveles de ácidos grasos saturados y sal (...) Pueden consumirse completamente en el marco de una alimentación equilibrada, pero en pequeñas cantidades y/o no con demasiada frecuencia”.

En cuanto al aceite de oliva, en 2019 se produjo un cambio en el cálculo en que se basa la calificación de Nutri-Score tras el cual el aceite de oliva se clasificó como el de mejor puntuación, junto al de colza y nueces.

Galán destacó que tiene “la mejor cualificación posible para una grasa añadida y está clasificado C” y que “no hay otros aceites vegetales clasificados A o B”. El informe en el que participó Galán destaca que el aceite de oliva “se clasifica como el aceite con la mejor puntuación junto con los aceites de colza y de nueces”, todos con la C. Los aceites de maíz, girasol y cacahuete están en la letra D y el aceite de palma y la mantequilla en la E, según el informe sobre el sello.

Sin embargo, desde el Ministerio de Consumo se trasladó a AFP Factual que entre los países que tienen o prevén tener el etiquetado Nutri-Score hay “un compromiso de excluir al aceite de oliva de ese etiquetado”.

“Hay un consenso”, según el portavoz de Consumo, en que el algoritmo actualmente “no recoge todas las propiedades nutricionales del producto”, por lo que “mientras el comité científico valora si hay herramientas suficientes como para subir la categoría del aceite de oliva, los países que están incorporados en Nutri-Score expresan a España un compromiso de no pedir a los fabricantes del aceite que etiqueten el producto”.

El compromiso se debe a que, en los países donde ya funciona Nutri-Score, algunos supermercados “premian o valoran que el producto lleve el etiquetado” de letras y colores y lo colocan en un lugar más o menos visible.

Según la Comisión Europea, la Unión Europea es el mayor productor y el mayor consumidor de aceite de oliva del mundo. Dentro del bloque, España se posiciona como líder de producción.

Por tanto, la calificación en el sistema Nutri-Score no depende de los ministerios de cada país, en concreto de la cartera de Consumo en España para su aplicación estatal, sino que la puntuación se obtiene a partir de un algoritmo desarrollado por científicos británicos y franceses. La fórmula se aplica sin distinción en los países que utilizan este sistema de etiquetado de alimentos.

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