El jabalí y el ciervo axis no son especies nativas de Uruguay; son exóticas invasoras

“Algo más van a romper antes de irse estos inútiles ?”, dicen las publicaciones en Facebook y X, en referencia al gobierno uruguayo, encabezado por el presidente Luis Lacalle Pou. Y agregan: “Ahora van por las especies autóctonas y por los ciervos! Que les puede molestar un ciervo ? El [opositor Frente Amplio] FA recuperó la fauna salvaje , ellos la eliminan”.

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Captura de pantalla de una publicación en X hecha el 8 de julio de 2024

A pocos meses de las elecciones presidenciales y parlamentarias en Uruguay, el gobierno habilitó la caza nocturna del jabalí y la “caza control” nocturna del ciervo axis en todo el país, con excepción del departamento de Montevideo.

La caza de control es una habilitación que se da a titulares de tierras o áreas donde una especie está ocasionando daños. “Se habilita la caza de determinada cantidad de ejemplares en función de la supervivencia y la población de esa área”, explicó a la AFP Gerardo Evia, director nacional de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos del Ministerio de Ambiente.

La disposición, además, especifica que deben utilizarse únicamente “armas de fuego con dispositivos de visión apropiada” y que se prohíbe “la caza desde vehículos, en caminos públicos, con armas de fuego dentro de un radio de 3km de centros poblados o escuelas rurales o sin el consentimiento del propietario u ocupante del predio rural”.

Especies exóticas invasoras

A diferencia de lo que afirman las publicaciones virales, ambas especies son exóticas invasoras. Consultada por la AFP, la bióloga uruguaya Alexandra Cravino aclaró que una especie exótica es “aquella cuyo origen es un lugar distinto del país al que uno va a hacer referencia”.

En 1927, el ciervo axis fue introducido en Uruguay por el estanciero argentino Aarón de Anchorena; un año después, introdujo al jabalí. 

La experta explicó que para ser considerada invasora, una especie debe llegar al nuevo territorio mediante diversas acciones humanas y, luego de haberse reproducido y dispersado, causar impactos significativos en la biodiversidad local, la economía y aspectos sociales del nuevo país donde se establece, “que es el caso de estas especies”.

El decreto emitido por el Ministerio de Ambiente y firmado por Lacalle Pou el pasado 1 de julio estableció que las dos especies exóticas en cuestión, “cuya población y dispersión en el territorio ha aumentado significativamente”, han generado “daños” y amenazado “la conservación de la biodiversidad y la preservación de recursos naturales”.

La bióloga Cravino aseguró que, efectivamente, un aumento de estas especies exóticas invasoras “podría generar consecuencias para la biodiversidad” que “depende de qué tan sensibles sean las especies nativas”. Por ejemplo, un ciervo exótico podría competir por alimento y espacio con un ciervo nativo, sin embargo “que elijan moverse en ambientes distintos y en horarios diferentes podría reducir esa competencia”. Por su parte, el jabalí puede levantar vegetación del suelo o generar daño en la corteza de los árboles. Estos aspectos “no están cuantificados en Uruguay, pero sí hay varios proyectos en marcha buscando llenar esos vacíos de información”, explicó la experta.

En el libro “Especies exóticas invasoras de Uruguay: distribución, impactos socioambientales y estrategias de gestión”, publicado en diciembre de 2021 por el Ministerio de Ambiente, el Comité de Especies Exóticas Invasoras, la Universidad de la República y la Red Temática de Medio Ambiente, 59 autores, entre ellos, Cravino, resumieron los hallazgos sobre las especies invasoras en Uruguay.

Allí se documenta que en los países en donde se ha introducido el ciervo axis “se ha constatado en forma recurrente evidencias de pérdida general de diversidad de plantas y animales, daños a cultivos agrícolas y forestales, destrucción de sotobosque, erosión del suelo, daños directos a flora leñosa y competencia con los herbívoros nativos y el ganado, siendo además transmisor de diversos patógenos”. No obstante, aclara que en Uruguay “no se han realizado investigaciones dirigidas a evaluar los impactos provocados por la especie, salvo observaciones aisladas”.

En tanto, el jabalí es una plaga nacional de libre caza desde 1982. Esto se debe a su impacto negativo sobre numerosas especies de fauna y flora autóctonas, así como a cultivos y animales de producción. 

En el libro citado, los especialistas comentan que su erradicación “es poco factible”, pero se puede aspirar a mantener la población controlada si se elimina anualmente el 60-70% de los animales. Entre las medidas de control, además de la utilización de trampas, se destaca la cacería. Sin embargo, vislumbra la necesidad de investigaciones y acciones para “una buena gestión” de la especie, como el mapeo de su distribución a nivel nacional para promover la creación de redes para la recopilación protocolizada de información, una evaluación económica de los daños ocasionados y estrategias de control integral en colaboración con los países de la región.

El médico veterinario y coordinador del Grupo Porcino de la Universidad de la República, Gustavo Castro, quien también formó parte del libro "Especies exóticas invasoras de Uruguay", explicó a la AFP que si bien en el país pueden faltar cifras sobre el impacto de los jabalíes en la biodiversidad, este está “comprobado”. Detalló además que el animal está incluido en la lista de las 100 especies exóticas más dañinas del mundo, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.

Referencias:

• Decreto sobre la cacería nocturna del jabalí y el ciervo axis de julio de 2024
• Perfil de Gerardo Evia
• Perfil de Alexandra Cravino
• Grupo Porcino de Udelar