¿La vitamina B17 cura el cáncer? Varios estudios demuestran los riesgos asociados a este suplemento, no reconocido por entidades internacionales de salud
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- Publicado el 23 de agosto de 2018 a las 17:00
- Modificado el 24 de agosto de 2018 a las 18:10
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- Por AFP Colombia
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Un artículo compartido miles de veces en Facebook desde que fue publicado el pasado 6 de agosto asegura que “no hay ninguna enfermedad tal como lo es el cáncer, puesto que es solo una deficiencia de vitamina B17”, también conocida como laetrile o amygdalin. Según el portal digital Al Día Utah, en el que se publicó el artículo, “a pesar que la cura del cáncer existe desde hace mucho tiempo, no (se) ha dado a conocer por la sencilla razón que llena los bolsillos de las industrias farmacéuticas”.
El texto de la publicación es retomado por decenas de sitios y usuarios en diferentes formatos, como este video:
La discusión sobre este método lleva décadas, pese a que distintas investigaciones científicas demostraron que su uso es ineficaz y presenta riesgos. Las promesas de una cura milagrosa se abren camino en blogs de salud natural, con supuestos testimonios de pacientes sanados en clínicas no supervisadas por autoridades de salud.
Una búsqueda en el archivo de The New York Times muestra que la polémica (1) data de los años 1970.
Estudios científicos
Un estudio publicado en el New England Journal of Medicine en 1982 concluyó tras una investigación con 178 pacientes con cáncer tratados con amygdalin (laetrile) que “no se observó ningún beneficio sustancial en términos de curación, mejoría o estabilización del cáncer, alivio de los síntomas relacionados con el cáncer o extensión de la esperanza de vida. Los riesgos de la terapia se evidenciaron en varios pacientes que reportaron síntomas de toxicidad por cianuro o niveles de cianuro en la sangre que se acercaban al rango letal. Los pacientes expuestos a este agente deben ser instruidos sobre el peligro de envenenamiento. El amygdalin (laetrile) es una droga tóxica que no es efectiva como tratamiento contra el cáncer”.
Según un informe del 2015, el balance beneficio-riesgo del laetrile o amygdalin como tratamiento para el cáncer es “inequívocamente negativo”, aseguran profesores de la Universidad de Exeter (Reino Unido) y la Paracelsus Medical University (Alemania), quienes realizaron la investigación, publicada por el Cochrane Database of Systematic Reviews.
Control internacional frente al laetrile
El año pasado, la FDA, responsable de vigilar el mercado estadounidense de alimentos y medicamentos, advirtió a 14 compañías que vendían ilegalmente “más de 65 productos que prometen fraudulentamente prevenir, diagnosticar, tratar o curar el cáncer”.
La Autoridad Europea para la Seguridad de los Alimentos (EFSA) también sentó su posición sobre el efecto tóxico del amygdalin. Por su parte, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) reiteró que “el laetrile no es una vitamina, como algunos afirman, sino un veneno que puede conducir a la muerte”. Health Canada, ministerio de salud del país norteamericano, señaló que los productos etiquetados como B17 y amygdalin son “potencialmente peligrosos” y “no están autorizados como tratamiento para curar el cáncer” en ese país. En Colombia, el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima) incluyó el amygdalin en una lista de productos sin registro sanitario, que contienen ingredientes no declarados, y agregó que “la ingestión de altas dosis (de vitamina B17) puede ser mortal”.
Aunque en el portal de venta en línea Amazon en Estados Unidos ya no se encuentran productos elaborados con este suplemento, en Latinoamérica pueden conseguirse fácilmente por internet.
Según el NCI, los tratamientos con laetrile “se ofrecen en México y en algunas clínicas de los Estados Unidos”. A veces se administra “en combinación con un programa de terapia metabólica (alimentación especial, dosis altas de vitaminas y enzimas pancreáticas)”, asegura el organismo.
Tras décadas de opiniones encontradas entre opositores y defensores del laetrile, a la fecha ninguna evidencia avalada por cuerpos científicos reconocidos permite asegurar su eficacia en la cura del cáncer. Al contrario, las autoridades internacionales advierten sobre los riesgos a los que se somete un paciente cuando reemplaza los tratamientos convencionales por uno a base de este producto.
El origen de la llamada vitamina B17
La noción de “vitamina B17” nació de Ernst T. Krebs Junior, hijo del Dr. Ernst T. Krebs Sr., un médico que patentó el laetrile en la década de 1940 y que en los años posteriores fue arrestado varias veces por haber usado la sustancia química y violado la ley estatal, según el libro The Big Con: Grat Hoaxes, Frauds, Gifts, and Swindles in American History de Nate Hendley y archivos del New York Times. En un esfuerzo por evitar los controles de la Administración de Alimentos y Medicamentos estadounidense (FDA, por su sigla en inglés), el laetrile empezó a venderse como vitamina. Ernst Krebs Sr. era médico y farmacéutico, con una larga trayectoria en la venta de remedios caseros. Su hijo decía haber recibido un doctorado honoris causa de la American University, pero luego se conoció que el título había sido otorgado por el American Christian College, una pequeña escuela bíblica en Tulsa, Oklahoma.
Hasta ahora, la designación como “vitamina B17” no ha sido aprobada por el comité de nomenclatura del Instituto de Nutrición estadounidense, según un informe del Physician Data Query (PDQ), la fuente integral de información del Instituto Nacional de Cáncer estadounidense (NCI).
El NCI explica la confusión entre las diferentes apelaciones. Amygdalin, otra designación para el laetrile o vitamina B17, es “una sustancia amarga que se encuentra en las semillas de frutos como los “damascos, nueces crudas, habas de lima, trébol y sorgo” que, al consumirse, “produce cianuro de hidrógeno que se convierte en cianuro”. Justamente es a raíz de esta particular característica que se entiende la dualidad de su eficacia. Por un lado “se cree que el cianuro de hidrógeno destruye las células cancerosas”, pero también puede causar envenenamiento, sobre todo cuando “se toma el laetrile por vía oral, pues las bacterias intestinales y algunas plantas comúnmente consumidas contienen enzimas que activan la liberación de cianuro,” advierte el NCI.
El libro Un mundo sin cáncer: la historia de la vitamina B17 de G. Edward Griffin posiblemente alimenta el mito sobre el laetrile. Es citado en la mayoría de las páginas que defienden este tratamiento alternativo y las teorías conspirativas alrededor de la industria farmacéutica.
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