Una productora cosecha cempasúchil en los campos cercanos a la ciudad de Cholula, México, el 26 de octubre de 2018. ( AFP / ULISES RUIZ)

Flores de cempasúchil vendidas en México no son transgénicas ni pueden diferenciarse de las chinas

  • Este artículo data de hace más de un año.
  • Publicado el 31 de octubre de 2022 a las 23:34
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  • Por AFP México

Durante la temporada de Día de Muertos en México millones de personas usan flores de cempasúchil para adornar sus casas y las tumbas de sus familiares, pero en redes sociales comenzaron a difundirse mensajes desde inicios de octubre de 2022 que promueven no adquirir la variante china de esa planta, que supuestamente se vende en maceta y tiene semilla “transgénica”. Sin embargo, aunque en el país se cultivan variedades mejoradas genéticamente cuya semilla proviene de diferentes países, expertos consultados por la AFP aclararon que no son transgénicas y no se pueden diferenciar entre sí.

Recuerden comprar flor de cempasúchil en ramo, ya que la de maceta es de semilla China o India y no da semilla, es transgénica. Cuidemos nuestras semillas originales consumiendo lo que muchos campesinos han preservado por siglos con mucho esfuerzo y dedicación”, afirman publicaciones en Facebook (1, 2).

Mensajes similares han sido compartidos en TikTok y Twitter.

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Captura de pantalla de una publicación en Facebook realizada el 28 de octubre de 2022

La flor de cempasúchil es usada popularmente como ornamento en los festejos del Día de Muertos, que se celebra el 1 y 2 de noviembre en México, país que cuenta con 35 de las 58 especies originarias del continente americano.

De acuerdo con la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) de México, existen más de 180 variedades mejoradas genéticamente de esta planta en el mundo, algunas de ellas cultivadas en México a partir de semillas que provienen de países como Estados Unidos, China, Perú, Bielorrusia, Rusia, Eslovaquia, Holanda, Japón, Corea del Sur y Sudáfrica.

La Sader especifica que este mejoramiento genético tiene como finalidad obtener variedades con características de mejor calidad comercial, nutritiva y de mayor resistencia a factores climáticos y adversos. Sin embargo, eso no significa que sean transgénicas.

En términos estrictos ambas son semillas mejoradas. Una planta transgénica entra en la categoría de planta mejorada, pero hay dos diferencias básicas: unas son plantas que se obtienen de un proceso de fitomejoramiento clásico —donde se involucran técnicas de cruzas y autopolinizaciones—, mientras que a las plantas transgénicas se les introduce un gen externo por métodos moleculares para que adquieran características de otra especie, la cual no tenían de manera nativa”, explicó José Luis Sánchez Millán, ingeniero agrícola y académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

El especialista descartó que en este país exista una variedad transgénica de cempasúchil, ya que las semillas y plantas que se cultivan están muy reguladas y antes tendría que estar autorizada por el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) o por la Sader.

Al respecto, Gabriel León, portavoz de la Sader, confirmó a la AFP que no hay registro de semillas de cempasúchil transgénico en México. Tampoco se hallaron en el listado de autorizaciones para la comercialización e importación de Organismos Genéticamente Modificados (OGM) realizado por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), actualizado hasta diciembre de 2020.

Además, debe hacerse una diferencia entre los cempasúchiles de maceta u ornamentales y los de uso industrial. En México, desde el año 2000, la planta dejó de producirse en grandes cantidades para fines industriales, que abarcan principalmente al sector alimentario, ya que las flores contienen una alta cantidad de pigmentos orgánicos que se utilizan como colorantes y aditivos naturales. No obstante, otros países siguieron produciendo la flor con esos fines.

Miguel Ángel Serrato, ingeniero agrónomo e investigador del departamento de Fitotecnia de la Universidad Autónoma de Chapingo, señaló que la mayoría de las semillas que usan los productores mexicanos para los cempasúchiles de maceta u ornamentales son importadas. Estas son adquiridas principalmente de empresas holandesas; estadounidenses, como Syngenta Flowers, o japonesas, como Sakata, y provienen de la misma especie, por lo que solo podrían diferenciarse por el nombre de la marca comercial, pero no en apariencia.

Hay una serie de información relacionada a que los cempasúchiles de maceta son transgénicos y que supuestamente duran más, pero es una desinformación, no es correcta esa versión”, aclaró a la AFP.

Modificar una planta para que sea transgénica no es una labor sencilla que pueda pasar desapercibida, ya que existen metodologías patentadas para hacerlo y tendrían que cumplir los lineamientos de la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados y su reglamento en la materia para comercializarse en México.

Andrea Calderón, miembro de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación, considera en un artículo publicado por la UNAM que en la actualidad existen muchos mitos y confusión en torno a los productos transgénicos.

“Se considera que mientras se sigan correctamente los protocolos de seguridad y la legislación relacionada con los transgénicos, su cultivo y producción es totalmente seguro para el medio ambiente, y no hay riesgo de que se crucen con las especies originales o que tengan impacto negativo en otras especies del medio”, dijo.

No es culpa de los productores

Aunque México cuenta con 35 especies de cempasúchil, la que más se cultiva es la tagete erectus, que a su vez tiene 25 variedades a nivel comercial. Estas tienen diferentes tonalidades que van del amarillo al anaranjado y el tamaño de su flor es más grande y tiene más pétalos que otras especies nativas, explicó Salvador Villalobos, investigador del Campo Experimental Bajío del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias.

Entre las variedades de cempasúchil más comunes se encuentran aquellas conocidas popularmente como clemolito, de ramo y redondo o bombón, esta última utilizada en su mayoría para sembrarlo en maceta.

La Sader informó que México produjo 19.442 toneladas de la planta y sembró a nivel nacional un total de 2.027 hectáreas en 2021, lo que equivaldría a menos del 1% del terreno que India destina al cultivo de cempasúchil (255.020 hectáreas), de acuerdo con datos de una investigación del Multidisciplinary Digital Publishing Institute.

Los especialistas señalan que no es culpa de los productores que se dedican a vender cempasúchil y que el promover que no se compre la planta con la idea de que vienen de otro país terminaría afectando a los más de 2.000 campesinos que se dedican a ese negocio.

En otros países se han preocupado por apoyar, hacer investigaciones y desarrollo tecnológico y ahora tenemos que comprarle a otros países nuestro cempasúchil. El productor mexicano produce con lo que tiene y si en México no hemos resuelto la fuente de variedades de ornato o uso industrial, él tiene que ver dónde las consigue”, afirmó Sánchez Millán.

La flor de Cempasúchil recibe su nombre del náhuatl “Cempohualxochitl” que significa “veinte flores” o “varias flores”. La oleorresina de color entre amarillo y naranja que se obtiene de sus pétalos se usa en la avicultura y forma parte de las fórmulas alimenticias de las gallinas, que permite la intensificación del tono amarillo en su piel y también le da color a la yema de sus huevos.

También se investiga el uso de esos componentes en la reducción de riesgo de algunos cánceres y en México desde el siglo XVI el cempasúchil es usado en la medicina tradicional y herbolaria para tratar malestares estomacales y relacionados a fiebres, de acuerdo con la Biblioteca Digital de la Medicina Tradicional Mexicana.

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