Dichos de funcionario de la EMA sobre vacunación anticovid e inmunidad fueron sacados de contexto
Publicaciones en redes sociales aseguran que el jefe de Estrategias de Vacunas de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) alertó el 11 de enero de 2022 que la aplicación repetida de refuerzos de vacunas contra el covid-19 podría “debilitar el sistema inmunológico”. Los contenidos, que se han compartido más de 2.700 de veces, circulan desde el 12 de enero de 2022. Pero esto es una interpretación incorrecta de lo dijo, explicó la EMA a la AFP. Por ahora, los datos no permiten afirmar que más dosis de refuerzo tengan un impacto negativo en la inmunidad, según los expertos consultados.
“La Agencia Europea de Medicamentos (#EMA), finalmente admite que las dosis de refuerzo de las #VacunaCOVID19 causarán una caída importante del Sistema Inmunológico y un desgaste en la población... Ya llevamos semanas viéndolo, aunque los Medios lo tapen...”, dicen publicaciones en Facebook (1, 2), Twitter (1, 2) e Instagram.
Contenidos similares también circulan en sitios webs (1), así como en francés y portugués.

Otras publicaciones y sitios web (1, 2, 3, 4, 5) aseguran que la Unión Europea (UE) “advierte” que los refuerzos de vacunas contra el covid-19 debilitan el sistema inmunitario.
Pero estas alegaciones comenzaron a circular tras una rueda de prensa de la Agencia Europea del Medicamentos (EMA) sobre la evolución de la pandemia de covid-19 y las posibles respuestas sanitarias, el 11 de enero de 2022. No se trató de un evento organizado ni por el Consejo, la Comisión o el Parlamento europeos.
Aunque la EMA sea un organismo de la UE, se trata de una agencia “descentralizada” que “garantiza la evaluación científica, la supervisión y el seguimiento de la seguridad de los medicamentos de uso humano y veterinario en la UE”, como informa en su página web.
El 11 de enero, Marco Cavaleri, jefe de Estrategias de Vacunas de la EMA, habló sobre las dosis de refuerzo contra el covid-19 al inicio de la rueda de prensa de la agencia: “Están surgiendo debates sobre la aplicación de una segunda dosis de refuerzo [que correspondería a una cuarta dosis para la mayoría de las] vacunas utilizadas actualmente. Todavía no hay datos que respalden este enfoque. Si bien un refuerzo adicional podría considerarse una estrategia de emergencia temporal, la vacunación repetida en un período corto de tiempo no sería una estrategia sostenible a largo plazo”.
Luego, una periodista le preguntó a Cavaleri si esto significaba que “podríamos desarrollar resistencia a un gran número de dosis aplicadas en un corto período de tiempo”.
A esto, el Jefe de Estrategias de Vacunas respondió: “Aquí hay dos preocupaciones. Si tenemos una estrategia en la que damos refuerzos, digamos, cada cuatro meses más o menos, es posible que terminemos teniendo problemas con la respuesta inmunitaria, y es posible que la respuesta inmunitaria no termine siendo tan buena como nos gustaría. Por lo tanto, se debe tener cuidado de no sobrecargar el sistema inmunitario con vacunas repetidas. Y en segundo lugar, por supuesto, existe el riesgo de fatiga en la población con la administración continua de vacunas de refuerzo”.
“Respuesta inmunitaria” y “sistema inmunológico”
Fue la primera parte de esta respuesta la que causó que muchos usuarios en redes sociales indicaran que Cavaleri había dicho que las vacunas de refuerzo podrían “debilitar” o “dañar” el sistema inmunitario.
Algunas publicaciones (1, 2) citan como fuente de la información un informe de la agencia Bloomberg, que en un inicio se tituló de forma incorrecta: “La UE advierte que los refuerzos repetidos podrían debilitar el sistema inmunológico”, lo que probablemente causó la confusión.
Esa versión quedó archivada en línea, aunque el título fue corregido después por “Los refuerzos frecuentes generan advertencia sobre la respuesta inmunitaria”, al igual que las dos primeras frases de la nota.
Cavaleri no se refirió a un debilitamiento general del sistema inmunitario por la cantidad de dosis de refuerzo en un corto periodo de tiempo, sino a una posible disminución de la respuesta inmunitaria que genera la vacuna contra el SARS-CoV-2, es decir, la forma en que el cuerpo reaccionaría en caso de infección.
“Parece que un periodista malinterpretó los comentarios del Dr. Cavaleri y, como resultado, lamentablemente, publicó información incorrecta. El Dr. Cavaleri nunca dijo ni insinuó que las inyecciones repetidas de refuerzo pudieran 'debilitar el sistema inmunitario'. Lo que dijo fue que la administración repetida de dosis de refuerzo podría provocar una disminución de la respuesta inmune (...) lo que significa que las vacunas podrían volverse menos efectivas”, dijo la EMA al equipo de verificación de la AFP el 13 de enero de 2022.

¿Qué mecanismo puede explicar una “disminución de la respuesta inmunológica”?
Preguntada sobre el mecanismo fisiológico que podría hacer que la respuesta inmune “no sea todo lo buena que podría ser”, en el caso de dosis de refuerzo más frecuentes, la EMA afirmó que “las inmunizaciones frecuentes y repetidas con el mismo antígeno podrían limitar la maduración de la respuesta inmune y dar como resultado una respuesta que no sería del todo buena, incluso por la memoria celular”.
En otras palabras, a través de dosis repetidas de refuerzo que exponen al organismo al mismo antígeno, este podría potencialmente “desensibilizarse”, es decir, no reconocer al virus como extraño y peligroso, explicó a la AFP Frédéric Altare, director de investigación del Instituto Nacional de Salud e Investigación Médica (Inserm) en Francia.
“En primer lugar, debemos recordar que el sistema inmunitario está ahí para diferenciar lo ‘propio' de lo ‘ajeno’”. 'Lo propio' son todas las células del cuerpo que no debe atacar y que, por lo tanto, aprendió a reconocer como tales desde el nacimiento. Cuando las ataca, hay un problema en ese desconocimiento, que se llama enfermedad autoinmune”, indicó el investigador en Inmunología.
“Frente a todas las cosas que el sistema inmunitario encuentra y que no considera parte de lo ‘propio', desencadena un ataque para que el cuerpo se libere de ellas”. Esto incluye “todas las células del cuerpo que se han vuelto anormales, como las células cancerosas, por ejemplo, que deben eliminarse, y todos los agentes infecciosos o alérgenos”, continuó el investigador.
Tradicionalmente, el objetivo de las vacunas es entrenar al organismo para que se defienda de los agentes infecciosos administrándole una forma atenuada o inactivada de los mismos, o de alguno de sus componentes menos peligrosos, para prepararlo ante un posible contacto con el virus.
Actúan como un “cebo” para el sistema inmunitario, permitiéndole desarrollar anticuerpos y células inmunitarias que mantendrá en la memoria para protegerse más eficazmente en un enfrentamiento “real” con el virus, describe el sitio web del Inserm.
Las vacunas de ARN mensajero (ARNm), como las de Pfizer y Moderna, funcionan de manera diferente. Con esta técnica no se aplica el virus en su forma atenuada, sino la información, en forma de moléculas de ARN, que permite la producción de antígenos (proteínas) del patógeno.
Así, los inmunizantes hacen posible que estos fragmentos sean producidos directamente por las células del individuo vacunado. Y el objetivo es el mismo que el de otro tipo de vacunas: “entrenar” al organismo para que genere una respuesta inmunitaria en caso de contacto con el virus.
“Lo que permite que el sistema inmunitario aprenda a distinguir lo ‘propio' de lo 'ajeno' es, entre otras cosas, la frecuencia con la que se encuentra con esta 'cosa' o célula en el cuerpo. Efectivamente, se encuentra con nuestras células todo el tiempo y termina insensibilizándose y pierde la voluntad de luchar contra ellas”, continuó Altare.
Este principio de “desensibilización” se utiliza especialmente en el tratamiento de personas alérgicas, que son sometidas a contactos repetidos con el alérgeno al que son sensibles, como apunta el investigador del Inserm: “Obligado a verlo con regularidad, el sistema inmunitario acabará entendiendo que este alérgeno es parte de 'sí mismo' y ya no se activará cuando se encuentre”.
Según Altare, este era el tipo de fenómeno que Marco Cavaleri quería mencionar en su intervención: “El temor que plantea la EMA, en mi opinión, es este riesgo potencial si se siguen acortando los intervalos de dosis de refuerzo. Para que una de estas dosis siga siendo un refuerzo y no se 'desensibilice', no debe administrarse demasiado rápido en relación con la dosis anterior”.
“Todavía estamos muy lejos de eso”, dijo, y lamentó que “la EMA no lo haya explicado con más precisión”, dando a pie a malas interpretaciones.
Preguntado en el marco de un reportaje sobre la necesidad de aplicar dosis de refuerzo de la vacuna contra el covid-19 a la población en general, Rafael Máñez Mendiluce, jefe del servicio de cuidados intensivos del Hospital Universitario de Bellvitge, en Barcelona, dijo a la AFP el 19 de enero de 2022: “Yo creo que ha llegado el momento en que tendríamos que comenzar a analizar mucho más cuál es la respuesta de cada persona, tanto a las vacunas como a las infecciones, individualizar”.
“Hemos de ser conscientes que puede haber personas, y sobre todo en pacientes inmunodeprimidos [a los que] la vacuna les va a durar un mes. No sé si tiene sentido que cada mes estemos vacunándoles, porque podemos conseguir el efecto contrario, desde el punto de vista inmunitario. Podemos conseguir una cierta anergia, y es que ya el organismo no responda a las vacunas, con lo cual entonces conseguiríamos que no tuviesen ningún beneficio”.
Una suposición aún no confirmada
Esta hipótesis, de hecho, aún no ha sido confirmada. Los datos sobre las dosis de refuerzo, a su vez, han demostrado que con cada aplicación se desarrollaron más anticuerpos que en aplicaciones anteriores, tal y como indicó Marco Cavaleri en la rueda de prensa.
Sandrine Sarrazin, investigadora del Centro de Inmunología de Marsella-Luminy, lo confirma: “Lo que vimos con la tercera dosis es que la respuesta inmune se multiplica, incluso más que con la segunda dosis”.
“Hasta ahora, se han producido vacunas contra la cepa original de Wuhan. Sin embargo, a medida que avanzamos, la llamada proteína ‘espícula’ [también llamada 'spike' o ‘S’], a la que se dirige la respuesta, muta y los anticuerpos tampoco la reconocen. Podemos compensar esta pérdida de eficacia de reconocimiento, que llamamos 'pérdida de afinidad', aumentando el nivel de anticuerpos. Por eso aplicamos refuerzos. Y, según los datos que tenemos, funciona”, prosiguió la investigadora.
Según un estudio publicado el 8 de diciembre de 2021 en The New England Journal of Medicine realizado a más de 850.000 personas mayores de 50 años en Israel, una tercera dosis de la vacuna Pfizer-BioNTech previene el 90% de las muertes relacionadas con la variante delta.
Según Sarrazin, “hay que tener cuidado en los dos sentidos”, ya que puede ser que el aumento del número de dosis de refuerzo incremente también la tasa de anticuerpos y, por tanto, la protección frente al virus, a la vista de los datos de la primera dosis de refuerzo.
Por esto, para la investigadora, antes de mencionar la posibilidad de que las dosis repetidas de refuerzo puedan debilitar la respuesta inmune, Marco Cavaleri “debería haber agregado, o dicho inicialmente, que no sabemos si los refuerzos repetidos pueden tener un impacto en la respuesta inmune a las vacunas, por eso es mejor ser cautos antes de recomendarlo a gran escala, y esperar los resultados de los ensayos clínicos y datos de la vida real, como en Israel, que inició la campaña de la cuarta dosis, para decidir hacerlo a gran escala”.

El 13 de enero, la EMA explicó las declaraciones de Marco Cavaleri a la AFP y agregó que “además de la fatiga pronosticada entre la población, desde un punto de vista científico, el refuerzo repetido es un enfoque para el que no hay muchas experiencias con otras vacunas y, por lo tanto, hay que tener en cuenta ciertas consideraciones. Las futuras estrategias de vacunación deberán diseñarse cuidadosamente, con la participación de las partes interesadas de todo el mundo y teniendo en cuenta todas las nuevas evidencias que se generan constantemente”.
“No hay estudios en humanos con dosis de refuerzo tan cercanas. Hasta ahora, no había ninguna razón para probar esta hipótesis”, continuó Sarrazin.
No obstante, la investigadora agregó que “no existe una base inmunológica experimental para afirmar que el sistema inmunitario puede debilitarse debido a las vacunas de refuerzo. Nada funciona peor con refuerzos repetidos. El sistema inmunitario está constantemente estimulado en todo momento, la vacuna es solo un estímulo entre miles”.
*Esta verificación fue realizada con base en la información científica y oficial sobre el nuevo coronavirus disponible a la fecha de esta publicación.